lunes, 24 de diciembre de 2012

Hoy puede ser un gran día

Bueno. Peso 119,2 kilos. Las cosas chungas mejor echarlas por delante. Durante este tiempo he intentado portarme bien pero creo que, para ser sinceros, la mayor parte del tiempo me he portado muy requetemal. El caso es que estoy en este punto en el que estaba hace menos de veinte días y he puesto (otra vez) pie en pared. Hoy y mañana van a ser días de cena y almuerzo bastante cañeros. Lo que voy a hacer es comer normal pero hacer el resto de comidas un poco con sentido común. no hartarme de porquerías luego y tratar de andar estos días por el campo aprovechando que voy al pueblo.
No sé dónde quedó mi acuerdo conmigo mismo de llegar a las 115 Kg después de las fiestas. El caso es que la meta de los 115 kilos sigue ahí unida a mi firme propósito de tratar de no sobrepasar nunca, nunca más los 120 Kg.

Movida... la emoción, entededme...
Para colmo el otro día en un supermercado vi esto. Resulta que los de Frigo han vuelto a sacar los Magmum classics sin duda advertidos de la fuerte presión popular que suscitó mi entrada de hace unas semanas. Lo sé, lo sé... que sepáis que aun no lo he comprado.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Resumen de la semana diecisiete

Bueno, hay que reconocerme que cuando la cago la cago pero bien. He puesto ni más ni menos que tres kilos en una semana (¡TRES!). Vamos, es que eso quien se lo proponga en serio no lo consigue. ¿Lo bueno? Pues no tiene nada de bueno. Si acaso que creo que tengo más o menos reconocidas las razones. ¿Lo malo? Pues todo lo demás y que hay una parte de ansiedad desenfrenada que me da miedo. Por otra parte es horrible ser consciente de lo difícil que resulta perder medio kilo y lo fácil que es ganar tres (joder, tres...).
Tengo el horario de trabajo todo trastornado y donde antes comía a las 13 horas ahora tengo que comer a las 15,30 o las 16 con un hambre atroz. No me da tiempo a hacer comidas de media mañana. Ya no como solo ni me da tiempo a plantearme la comida. tengo que hacer almuerzo y cena para mi hija y para mi mujer con lo cual vuelvo al picoteo. Como en la cocina y después en la mesa. Un descontrol. También me han invitado a Extremadura dos días por temas de trabajo y comía de menú (dos platos y postre sin perdonar nada). Estamos saliendo más fuera a comer y no me privo. Me como lo mío y lo que le sobra a quien sea. No hago deporte porque el trabajo ya no me deja ninguna mañana libre y las tardes las dedico a estar con las niñas. Con el mal tiempo tampoco podemos salir mucho... esto es un cacao, un caos... lo que me aterra es que no consigo coger el toro por los cuernos. No me aplaco. Además vienen las fiestas y un montón de comidas de estas de... qué os voy a contar de las fiestas. Yo que firmaba salir de diciembre con ciento quince kilos... ahora casi me conformo con no sobrepasar esa frontera de los 120 Kg que me había autoimpuesto. Sé que si paso de ahí va a ser un palo que me va a arrastrar a lo que hacía antes.
Y esos tres kilos... no los he disfrutado para nada. No recuerdo ni una sola comida que me haya sido placentera. Quizás volver a comer queso. Antes lo comía pero en cantidades muy pequeñas. También he comido jamón... pero de verdad que no vale la pena. Me gustaría salir corriendo ahora mismo y gritar a pleno pulmón. Cagarme en todo encima de un monte (a gritos, no literalmente). A ver si me centro. A ver cuándo me centro. Tres kilos... qué barbaridad.
P.S. por cierto, me he saltado una semana sin escribir. Eso creo que cuenta, y mucho. No me preguntéis cómo lo sé. Pero lo sé.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Resumen de la semana quince

Ni frío ni calor. Cero grados. Cero kilos. No me preocupo demasiado porque ha sido una semana caótica. 117,1 Kg. No es un paso atrás, es una semana que ni pa ti ni pa mí. Mañana si tengo un rato escribo más...


miércoles, 21 de noviembre de 2012

El mantenimiento no existe

Eso es algo que estoy interiorizando estos días. Es posible, porque los conozco, que haya gente que siempre están igual. Delgados que siempre están delgados, y gorditos que se mantienen en una gordura cómoda, saludable, lo que podemos llamar un moderado sobrepeso. No sé si es el metabolismo, o es algo que los dioses han puesto adrede para fomentar la envidia cochina entre los seres humanos. Pero es así. No hay que darle más vueltas. O estás en un grupo o estás en el otro. Yo estoy en el otro.
Yo estoy en el grupo de los que engordan o adelgazan todo el tiempo. Mi cuerpo no puede estarse quieto. He tenido épocas de cierta estabilidad de peso. Son épocas en las que por una cosa o por otra no me he cuidado y el aumento ha sido progresivo, quizá más lento. Otras veces, ya lo he contado en otra ocasión, he adelgazado también poco a poco por cosas de la vida: por mayor actividad, por parar menos en casa, por amor... ahora también estoy adelgazando, con todo mi esfuerzo, con mi cabeza puesta en ese objetivo cada vez que voy a pasarme y cada vez, claro, que me paso. Quiero pensar en esto porque quiero pensar que alguna vez perderé los siete kilos que me he propuesto (por supuesto que lo haré). Y no quiero que me de el yuyu de creerme que ya lo tengo todo hecho. Ahí tendré que seguir mentalizado. Quizás perder algo más. Plantearme que lo que he elegido hacer por mi salud exige que mi cabeza no se vaya a la parra de nuevo y enfrentarme a que cuando llegue a 110 kilos los cheetos, los magnum y las pizzas seguirán existiendo en este mundo cruel.
Esto también me preocupa. Dos diarias es mucho ¿verdad?
Como estoy hasta arriba de trabajo tengo bastante abandonado el gimnasio. Mantengo las clases de pádel porque las pagué por adelantado y ahora mismo es lo único que hago. La bicicleta está colgada en el lavadero hasta que pueda dedicarle un poco de tiempo el fin de semana, y tengo un bono de la piscina cubierta del que todavía no he disfrutado ni un solo baño. O sea, que tengo que ponerme las pilas. Será después de este fin de semana en el que también trabajo. Hasta el viernes.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Resumen de la semana catorce

No me gusta que se me estén juntando las entradas por resúmenes de semanas. Me gusta darme un tiempo para escribir que es un tiempo para pensar y reflexionar un poco en lo que estoy haciendo mal y lo que estoy haciendo mejor... Cuando me pesé el viernes lo primero que pensé es: "joder, lo tengo difícil para superar esto la semana que viene". 117,1 Kg. Ha sido una semana cañerísima laboralmente hablando. Las cosas me han salido bastante mal y la verdad es que no le he dedicado mucho tiempo a la dieta. Esa pérdida de peso es tramposa porque también trae agobios personales, estrés, ansiedad... preferiría haber perdido menos peso y estar ahora mejor conmigo mismo. A ver si me recompongo. A ver si me equilibro un poco.

No tiene que nada que ver pero tiene que ver
Por otra parte ya estoy echando cuentas para navidades. En el sitio donde compro la fruta y la verdura han puesto un estante lleno de cosas buenas de navidad (polvorones, turrón, dulces...), y eso es una cabronada. No voy a comprarlos, eso está claro, pero cualquier día les mango un mantecado y me lo como. En fin, que por aquí abajo ya se ve que va llegando la puñetera navidad. Y me parece que eso lo ve un gordito antes que un tipo de setenta kilos por no sé qué extraña ley física. Voy a hacer algo que no debería hacer. Cábalas. Voy a poner negro sobre blanco lo que me pasa por la cabeza con respecto a los kilos que creo que puedo poner (o bajar, quién sabe) de aquí a después de reyes.
Con un cálculo a bote pronto poneros que pierdo de media quinientos gramos a la semana. Eso significa que llegaría a la semana de nochebuena en 114 Kg aproximadamente (ojalá algo menos). No sé cuánto se suele poner de peso en navidades pero mi idea es pasarme solo en los días claves además de algún desliz que pueda tener en el fin de semana. Pues ahora mismo firmaría sin pensarlo llegar al día 11 de enero con 115 kilos.  Lo pongo en negrita. me lo apunto. Es un nuevo objetivo dentro de un objetivo que contiene otro objetivo que contiene... Un abrazo a todos y a todas. Os leo.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Resumen de la semana... ya ni me acuerdo... (¿trece?)

Estoy cada vez más decidido a tomármelo con calma. Sigo perdiendo. Esta vez cuatrocientos gramos. Pierdo menos pero me afianzo en una rutina que me va bien. Y sobre todo en un estado mental de equilibrio por muy estresado que pueda estar con el trabajo. Cuando se me va la pinza se me va. Pero cada vez menos por comerme una porquería. Hay cosas que engordan pero que no pueden hacer daño... ¿cómo explicarlo? Bueno, cuando yo era adolescente lo que más me gustaba en el mundo eran los magnum classic. Ya sabéis, el Magnum de toda la vida con chocolate con leche por fuera, sin almendras, y con una deliciosa vainilla dentro. Yo soy así. Mis gustos eran, son y serán sencillos. Mis padres tenían una tienda y yo me quedaba algunas tardes allí al cuidado de aquello. Todas las tardes, pero todas, caía un magnum classic. Lo sé. Es una barbaridad. Pero mientras existieron los magnum classic ahí estuve yo siempre fiel.

Algún día también tengo que hablar de estas tortas fantásticas
Como sabréis los magnum classic desaparecieron. Los fabricantes dejaron solo el almendrado, el blanco y el frac ése que a mí no me dicen lo mismo. Cualquier variación con nueces de macadamia, caramelo, doble chocolate... me parece una pérdida de tiempo y dinero aunque lo metan en una cajita (¿pa qué?). Pero un día, en un viaje a Portugal, vi que en ese bendito país vecino todavía venden el classic. Imposible describiros el placer de comerme uno (¿uno?) de esos helados este verano. La cuestión es: ¿sería yo capaz de hacer un viaje cada verano para comerme un (quien dice uno...) magnum classic? La respuesta es: CLARO QUE SÍ. La conclusión entonces es: Pues tú eres un gordaco papúo y siempre lo serás. Y yo digo: Tal vez sí, pero estoy empezando a priorizar con las comidas y al ser capaz de hacer un viaje de 300 kilómetros por un magnum classic (y las playas de Portugal, claro) me estoy dando cuenta de que es una tontería comerme el almendrado (que ni fú ni fá) o el blanco o el frac. Priorizo. Selecciono. Adelgazo. Disfruto de la vida.
PD. Seguro que alguien me sale con que hay magnum classic en pequeñito que vienen en unos paquetes surtidos. Esos no me valen. Parecen lo mismo pero para nada lo son.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Resumen de la semana doce

Ya tenía hasta a quien echarle la culpa. Que si el cambio de hora, que si el día de fiesta tan inoportuno, que si el tiempo... el caso es que el lunes hice uno de esos pesajes rutinarios para ver con desesperación que había vuelto a los 120 kilos. Así, ni más ni menos, justo lo que dije que no iba a pasar. Es cierto que luego me porté razonablemente bien y que el miércoles hice deporte, pero hoy estoy en 118,8 y eso me hace muy feliz. En primer lugar porque aunque me he pasado un poco mi cuerpo tiene el hábito de seguir perdiendo. Segundo porque aunque me he pasado un poco ya tengo ciertas pautas que mantengo y si me paso por la mañana por la noche me controlo o ceno fruta. Y tercero porque aunque me he pasado un poco... tengo conciencia de que me he pasado un poco.
He perdido medio kilo. Esto no es una carrera de cien metros lisos. Aunque me gustaría llegar a las navidades con los ciento diez kiletes tampoco me voy a poner estupendo teniendo en cuenta que en efecto... me estoy pasando un poco.

martes, 30 de octubre de 2012

@##]**|!!€% en el cambio de hora...

Nunca, pero nunca nunca me había afectado tanto el cambio de hora. La verdad es que ha sido demoledor. Siempre se habla de los típicos pequeños trastornos con el sueño o el cansancio ya que anochece antes... Pero no hablan de los que somos padres de niñas de tres años y de cuatro meses, y tampoco hablan de los que estamos a dieta; no hablan, en fin, de la gente normal, como siempre.

¿Voy tarde? ¿Voy bien? Pero... ¿A dónde voy?
El domingo la cosa tiene un pase aunque ya se empiezan a notar los primeros síntomas. Mi hija se despertó a las siete menos cuarto, que eran antes las ocho menos cuarto. Por la tarde fuimos al cine y se me quedó dormida en el coche. Y yo todo el día con un hambre atroz. La sensación es de que necesitas comer y no llega la hora. Es solo una hora pero todo va como retrasado, me canso, me duele la cabeza, y por la noche llego hecho unos zorros a casa. Así fue mi lunes. La mayor adelantó aún más la hora de levantarse a las seis treinta. Me puse a contarle cuentos hasta la hora de bajar a desayunar. La llevo al colegio y no tengo pellejo para ir al gimnasio de lo cansado que me encuentro. Hoy mismo he almorzado a las doce y media. Vamos, ya ni en Dinamarca comen tan temprano. El caso es que por la noche llego tardísimo a casa y esto es un descontrol absoluto. Ya os digo, nunca nunquísima había estado tan trastornado por un cambio de hora. Para colmo el jueves es fiesta y me temo que ese día me puede fastidiar el peso del viernes. Esperemos que no.

viernes, 26 de octubre de 2012

Resumen de la semana once

119,3. Por hablar. Nada de bajar a los 118. De todas formas no estoy nada frustrado. Sé que en realidad estoy mucho más cerca de los 118 que de los 120 de nuevo. De hecho, voy a esforzarme por no subir en el fin de semana y que lo de los 120 sea ya historia para siempre.
Estoy contento, estoy bien. El contador del programita que os enseñé del teléfono ya pone que me quedan nueve kilos para llegar a esa meta tan extraña que me puse de los 110 kilazos. 9. Parece mucho pero es poco. Parece poco pero es muchísimo. Todo depende de a quién le parezca, todo depende de cuándo le parezca. Hacer esto es un mundo algunas veces, pero otras veces no es nada...

miércoles, 24 de octubre de 2012

Sin título

"¿Qué si es feliz? Con arreglo a la mayoría de los criterios él diría que sí, cree que lo es. De todos modos, no ha olvidado la última intervención del coro en Edipo rey. No digáis que nadie es feliz hasta que haya muerto."
Me apetece mucho escribir de vez en cuando cosas de los libros que estoy leyendo. Estoy muy entusiasmado con Coetzee y pongo esto porque creo que tiene que ver con lo que os decía el otro día. Punto y aparte. Tampoco hay que abusar. Creo que sobran las explicaciones.

huacala, pedazo de libro...
Esta semana lo estoy haciendo muy bien. Pasándome, pero haciéndolo muy bien. Realmente es una paradoja difícil de explicar. Estoy comiendo muy sano aunque no al cien por cien como debería ser una dieta. Ayer, por ejemplo, almorcé con un compañero de trabajo y me salté la norma autoimpuesta de comer solo una tapa. Comí dos. Pero una era salmorejo que es estupendo y que tampoco creo que engorde tanto. La otra era un flamenquín de esos alucinantes de los que ya he puesto una foto por aquí. Por la noche estoy cenando ensaladas del mercadona con unos tomates buenísimos que compré, atún, maíz y queso fresco. Todo abundante. Trato de no pasarme con el aceite de oliva pero sé que tomo más del que debiera (que es casi nada). Será por lo que ando, será por el (poco) ejercicio que hago, será porque ya tengo puesta la directa, el caso es que hoy me he pesado y estoy bajando de peso. Si sigo así el viernes estaré seguro por debajo de 118. Un gustazo. Espero no estar vendiendo la piel del oso antes de cazarlo con esto.
Hoy me he preparado un pisto de verduras y lo he acompañado de tres chuletas de cerdo. Estoy un poco hasta el gorro de tanto pollo así que en la carnicería me he liado la manta a la cabeza y he decidido que hoy comía cerdo aunque engorde algo más. Debía tener muy buen aspecto porque mi mujer me ha preguntado si no le hacía una foto. No se la he hecho. Tenía muy, pero que muy buen aspecto y estaba riquísimo todo. Para qué voy a fastidiaros a vosotros y fastidiarme a mí mismo poniendo tanta comida y tan rica ñam-ñam... Sigo con las clases de pádel pero todavía no he ido ni un solo día a la piscina. Me las prometía muy felices pero tengo ahí veinte baños muertos de risa. Espero poder empezar esta otra rutina pronto. Buen resto de semana.

viernes, 19 de octubre de 2012

Resumen de la décima semana

Soy un juguete del destino. Creo que esto lo he dicho otras veces... el caso es que por una extraña simetría parece que mi cuerpecito serrano estaba esperando a la semana diez para bajar de los 120 kilos. Pero bajo así. 119,9 Kg. ¿Qué son esos cien gramos? Posiblemente un calcetín. Qué digo, un cuarto de calcetín (que yo calzo un cuarenta y siete de pinrrel). Pero son mis cien gramos. Los súper cien gramos que me separan de hace una semana. Los gramos que me tienen que servir de asidero para seguir subiendo, que es bajando. He perdido trescientos gramos en esta semana, pero en el anterior post decía que firmaba quedarme como estaba. Escribir esto es lo que tiene, que si no te acuerdas de algo, o no te quieres acordar, está todo escrito para leerlo. Lo que pensaba hace una semana, hace un mes, hace diez semanas... hay que ver...

¡Mira al pajarito Canijo!

Sigo comiendo más o menos bien. Sigo haciendo el ejercicio que puedo. Sigo andando. Sigo pasándome un poco/bastante los fines de semana. Sigo siendo yo y estando relativamente contento de mi día a día después de todo. No renuncio a ser el gordo que era pero quiero dejar de una vez por todas de estar gordo.
Por último quería dedicar un poco de la entrada de hoy a hablar de Joey Gafapasta que ha conseguido llegar a su meta y ha perdido los cuarenta kilos que se propuso. Enhorabuena. La verdad, no es que se haya matado a escribir el hombre. Muchos se lo hemos reprochado en los comentarios de su blog. Nos hubiera gustado poder saber más de su día a día en el proceso hacia el cambio. Pero al contrario que yo, que soy mucho larala y poco lerele, él ha estado ahí en su pim pam pim pam y lo ha conseguido a base de esfuerzo, sacrificio y sabiendo equilibrar cuando se ha pasado un poco. Poco a poco me gustaría ir leyendo que todos y todas váis consiguiendo llegar a vuestros objetivos. Aunque, pensándolo bien, se trate de un objetivo a muy corto plazo. El objetivo es mantenerse, el objetivo es estar bien, el objetivo es ser feliz. Estaría contento, entonces, si una vez cada cierto tiempo puedo ver que escribís una entrada en la que digáis que sois felices.

lunes, 15 de octubre de 2012

Resumen de la novena semana

Sin cambios. No, no sin cambios que he perdido peso como siempre... sin cambios que ni he perdido ni he puesto. Ni frío ni calor. Cero grados. Ha sido una semana rara. Me he pasado un poquito y he vuelto después al redil me temo que demasiado tarde. El día que salí de viaje no pude ir a comer solo. Como estábamos tantos comimos de menú y ahí siempre pecas. Dos platos y postre. Lo peor de todo es que casi firmaría poder llegar al viernes de nuevo en este peso. 120,2. El fin de semana ha sido un pasote y además está el día de fiesta...
La camiseta que llevo tiene mucho mensaje oculto...
Hoy pensaba en un ejemplo gráfico de como me siento. Es como si cogiese una rama verde de un árbol. Una rama de las que no se parten por mucho que las dobles. Pues imaginad que cogemos una rama de esas y la forzamos por los extremos haciendo una U, y nos quedamos así una semana entera. Pensado en si cuando pasen los siete días habremos conseguido doblegarla, acostumbrarla a esa forma de U. Y así día tras día, con el esfuerzo que supone no dejar de sujetar la rama en ningún momento. En esto llega el último día, pongamos que es un viernes, y soltamos la rama a ver qué tal... y nada. La rama vuelve a estar más derecha que una vela (la madre que la...). Pues así me siento un poco. Es verdad que he soltado la rama más de dos y de tres veces, pero es injusto con todo lo que estoy haciendo que... en fin... Lo bueno es que estoy pudiendo ir a hacer ejercicio. Todavía no he ido a nadar ni un solo día pero intento forzarme a ir tres veces en semana al gimnasio o al pádel. Con esto espero por lo menos no poner mucho peso de aquí a que regrese a la senda de pensar en que estoy por el buen camino y sobre todo a recuperar una energía positiva que me motivaba muchísimo en lo personal.
PD. Hoy lunes peso 121,2. Justo un kilo más, y después de hacer ejercicio (ojú, ojú, ojú...)

lunes, 8 de octubre de 2012

"Voy a ver qué hay en la despensaaaaaargh...!"

Lo peor no son las cenas que organizas con tus amigos. No es picar un poquito mientras preparas la comida ni pasarte puntualmente una noche. Lo peor no es que un día vayas a un restaurante y te pidas dos platos porque te dé vergüenza comer solo unas veduras a la plancha. Lo peor no son los cumpleaños, el picar de la mesa donde están las chucherías porque estás todo el rato con uno y con otro y mantienes varias conversaciones a la vez y no sabes qué hacer con las manos... Lo peor no es eso. Lo peor es que después quedan todas esas sobras durante días, tal vez semanas, y las tienes que ver cada vez que abres un armario, un cajón, la despensa... están por todos lados. Después de la cena, cuando todo ha pasado, cuando te apetecería comerte algo dulce pero siempre vences la tentación porque entre otras cosas no había nada. Ahora sí lo hay.

Que alguien se lo coma ¡ya!


Mi mujer dice que ella tuvo que ver cómo me comía yo unos macrobocatas mientras ella estaba a dieta (yo no me acuerdo de eso). El caso es que me está costando más de la cuenta no caer en todas las tentaciones. Estoy resistiendo a medias. El fin de semana me he pasado como siempre. Me he pesado esta mañana y... como siempre también. Voy a ver si durante la semana hago un pequeño esfuerzo y lo supero. Mañana tengo que viajar por trabajo a un sitio con mucha fama de buena comida. Voy a tratar de salir a comer solo y de comerme mi tapa huérfana. Las cenas las haré lo más ligeras que pueda y a ver si por lo menos bajo de los ciento veinte kilos y puedo darme el alegrón de haber superado una meta volante importantísima para mí. Por lo que os leo creo que todos estamos pasando más o menos un bache. Debe ser cosa de las mareas, o una conjunción de planetas o... qué leches, que tenemos un hambre canina.


viernes, 5 de octubre de 2012

Resumen de la octava semana

Perdido en Brujas (hace tiempo)
Las semanas van pasando más rápido de lo que puedo procesar. Por motivos laborales y personales he estado más ausente de lo que me gustaría. Por ahora el poco deporte que estoy haciendo compensa algunas idas de olla y esta semana he vuelto a perder. 120,2 Kilos. Muy cerca de un objetivo intermedio, una meta no escrita que está en bajar de los ciento veinte kilos. No puedo prometer que después del fin de semana no venga otra entrada lastimita diciendo que me he pasado. No puedo prometerlo porque sé que me voy a pasar esta vez. Mañana celebramos el cumpleaños de mi hija. Con eso está dicho todo. De todas formas el peso en los súpermegagordos como yo fluctúa que es una cosa mala. Por curiosidad me he pesado esta mañana después de volver del gimnasio y estaba bastante por debajo de los ciento veinte. No es para cantar victoria, eso espero cantarlo la semana que viene. Por cierto, he bajado de 35 en imc. Eso quiere decir que no soy un obeso peligroso, solo soy obeso, sin más... un placer. Suerte a todos.

martes, 2 de octubre de 2012

Arguiñano rules

A pesar del día de ayer y del fin de semana no estoy mal. Me encuentro bien. Me parece que estas salidas de tono, o salidas de todo; son normales, la excepción que confirma la dieta. Al fin y al cabo solo comí dos rodajas de morcilla cruda metidas en pan y luego lo que viene siendo la pringá de las lentejas: un poco de chorizo y morcilla muy picadito también acompañado de pan pan. Algo así sirve para recordarte que estás vivo. Es un homenaje a la cocina tradicional. Un recuerdo a mis antepasados que todavía hacían matanza y vieron crecer a sus hijos rodeando una olla de lentejas.

Cómo cambian los gustos...
Mañana vuelvo a las clases de pádel. Me hace ilusión pero también voy con cierta precaución. Ya se lo he dicho al monitor, me preocupa joderme rodillas y tobillos (me he tomado en serio tu consejo, Javi), pero no me han hecho mucho caso que digamos. Me he respondido que he adelgazado mucho y que me ve en mejor forma... bueno, yo me veo en mejor forma, claro, pero también me veo lento de reflejos y el tute que le doy a las bisagras en lo que se refiere a movimientos bruscos sigue mosqueándome. Tengo treinta y seis tacos. No creo que a estas altura me vaya a convertir en un deportista, pero lo poco o mucho de deporte que haga me gustaría hacerlo sin el peligro de una lesión grave. La verdad es que las clases por ahora no son muy exigentes. Básicamente me conformo con pasar las bolas por encima de la red. Piano, piano...
Por último un tema escatológico. Esto del anonimato y de no conoceros personalmente hace que pueda hablar casi de cualquier cosa. Hasta hace pocos días yo exorcizaba a mis demonios interiores religiosamente a primera hora de la mañana. Mi mujer ha envidiado siempre esta capacidad depurativa mía tan saludable. Desde hace un tiempo el exorcismo he de hacerlo a media mañana. Eso también me está influyendo en el peso y en todo. Lo noto.
Os mando energía positiva a todos. Hay que seguir. Hoy el Arguiñano ha hecho un panegírico de la dieta mediterránea que por poco no se me saltan las lágrimas. Será que estoy sensible. Ha hablado de lentejas y todo... Si al final todo está más que inventado. Comida sana, ejercicio, y equilibrio personal (sin paranoias).

lunes, 1 de octubre de 2012

Chorizo, morcilla y cía.

Ya no voy a flagelarme por los fines de semana. Por ahora la cosa es así y no hay más. Engordo. Y mucho. La culpa es solo mía y de la rutina de los sábados y domingos, de mi incapacidad para sujetarme cuando todos a mi alrededor comen desatados. Lo que no puedo ni debo hacer es dejar que la cosa se vaya más allá del domingo a las 12 de la noche. Y hoy se ha ido.

Buscando una salida
No ha sido una barbaridad pero te baja la moral. Las lentejas tienen esas cosas. Precisamente después de pesarme y ver hasta qué punto la he cagado... jode. Me he pasado con el chorizo y la morcilla. Puesto así, negro sobre blanco, la verdad es que hace hasta gracia. De pronto uno lo ve con una perspectiva humorística... ¿es posible que esté escribiendo públicamente que me he puesto morado de chorizo y morcilla? Pues sí, hijo, eso estás haciendo. Si escribiera un blog sobre poesía, o sobre cine, o sobre hormigas, pues seguramente escribiría cosas más serias. Pero resulta que escribo un blog sobre mi sobrepeso. Y cuando estoy contento escribo que estoy contento, cuando estoy delgado escribo que estoy delgado, y cuando me pongo púo de chorizo y morcilla he de decirlo también sin medias tintas.
También he ido al gimnasio pero apenas he podido hacer nada. Un poco de cinta y otro poco de elíptica. En este gimnasio hay poco espacio. Hay tres elípticas juntas y hoy las dos de los extremos estaban ocupadas por dos tipos cincuentones sudorosos (claro) y gordos (clarísimo, como yo). La opción era meterme entre los dos como si fuese una jugosa loncha de pavo en un sandwich pero la verdad es que la perspectiva no me ha molado en absoluto. He hecho veinte minutos de cinta y luego 21 minutos en una de las elípticas que se quedó vacía. Es poco. Es lo que hay.
No he dicho cuánto he puesto en el finde. Han sido 800 gramazos. Si dejara de golpe la dieta la cosa sería dramática. Creo que en dos o tres semanas recuperaría sin remedio todo lo perdido. Después de esta sesión de autocañeado que me he dado creo que voy a tomármelo otra vez con calma ante el horizonte de bajar por primera vez en (¿cinco quizás diez?) años de los 120 kilos.

PD. En realidad creo que todo lo que tengo es que se me han acabado las galletitas con pepitas de chocolate que tomo para merendar y me he deprimido... Esta noche ceno sandía.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Resumen de la séptima semana

Buenas noticias otra vez. No me extraña porque me he portado bien. Como podéis ver ahí al lado partía de 122,8 de la semana pasada. Yo me suelo pesar en pelota picada pero como ahora hace un poco de viruji mañanero me pesé con una camiseta y mis calzoncillos. 122,2 Kg. "Bueno, no está mal pero está un poco más mal que otras veces", pensé, y ya que la báscula es mía y no me cuesta dinero pesarme en ella me despeloté y me pesé otra vez. 121,9 kilos. ¿Es hacer trampas? Pues yo diría que no. Es ser consecuente con mi manera de pesarme. Y sobre todo es una prueba de que la ropa pesa tela marinera.
Así que 900 gramos. Casi un kilo. Estoy contento por esa parte aunque un poco nervioso y agobiado con temas de trabajo y con cansancio acumulado. Eso ha hecho que este medio día me haya entrado una especie de ataque de gula y que en tres minutos haya comido todo lo que se me ha puesto a tiro en la cocina. Queso fresco, pavo, nueces, uvas y un poco de pan mientras hacía la comida. Luego he vuelto a hacer los tallarines de espinacas que visteis aquí abajo el otro día y me he comido un buen plato. De merienda no tengo nada porque se me han acabado las galletas pero ya veremos lo que pillo por la noche. Ahora mismo me comía al Mani empanao* pero me lo intentaré tomar con calma.

Se coge, se empana, se come... y te quedas lleno lleno
La semana que viene trataré de establecer ya la rutina de hacer deporte. Hoy no he ido pero lo he echado de menos. Me hubiera venido bien desconectar un poco y cansarme físicamente para no darle muchas vueltas a la cabeza. No he ido porque he leído que es bueno dejar descansar el cuerpo un día entre sesiones de ejercicios. Juro que no es una justificación ni que me agarre a eso para remolonear. De hecho sábado y domingo me será imposible ir ni un rato así que de verdad lo cogeré con ganas el lunes (espero). Por ahora voy a ir a la piscina un día a la semana otro día lo dedicaré a las clases de pádel y el que me queda haré mi querida elíptica.

* Expresión andaluza relativa a un cantante de sevillanas con evidente sobrepeso. Si te lo comes, engordas, si lo empanas, engordas más todavía. Se dice que "me comería al Mani empanao" cuando tienes hambre de la buena y antepones cantidad a calidad.

jueves, 27 de septiembre de 2012

No se llama raqueta, se llama pala.

Primera lección amigos y amigas. Esa cosa rechoncha de madera, esa paleta de playa con agujeritos no se llama raqueta. Con este espíritu he empezado hoy mis clases de pádel. No ha estado mal. Un monitor, dos alumnas y el menda lerenda. El profesor me preguntó mi nombre y en la hora siguiente no creo que nadie lo haya repetido más veces en menos tiempo: "¡Corre hacia atrás Cosa XXL! ¡Ponte de lado Cosa XXL! ¡Gira el cuerpo Cosa XXL! ¡Coge la pala más abajo en la empuñadura Cosa XXL!..." todavía cuando entro en una habitación silenciosa siento que oigo mi nombre. Aparte de eso lo he pasado bien. He sudado que es de lo que se trata. También confieso que he pasado cierta vergüenza al estar entre desconocidos, y además chicas que sabían de qué va el rollo cuando yo no había cogido en mi vida una de esas raquet... digo palas.
Pero prueba superada de momento.

Calabacín relleno sin mover
Hoy estoy comiendo poquito porque mañana es día de peso. El desayuno normal tirando a cañero. A media mañana un poco de sandía estupenda y para el almuerzo una tapa de calabacín relleno a la que le he hecho una foto con todo el pulso que mi sangre fría ha permitido en el bar. En un rato comeré mis galletitas de la suerte y por la noche me espera un filete de atún fresquísimo. ¡No me reconozco! ¡Estoy comiendo más sano que una súpermodelo!
Para terminar voy a responder las once preguntas que Ally McBeer (cuyo alias me encanta) me hace en su nominación (¡gracias again Ally!). Como no conozco a mucha gente y casi todos los que conozco estáis ya en las demás nominaciones respondo las once preguntas que me haces y os dejo a cada uno con las vuestras.


-¿Cuál es la palabra que más te gusta?
Paz, no sé si la que más pero una de las que más me gusta.
-¿Cuál es la palabra que menos te gusta?
odio empoderamiento, gobernanza, y palabras de ese tipo...
-¿Cuál es tu taco preferido? 
No sé si es un taco. La más versátil en mi vida diaria es coño. No sé que haría sin él, sin ella... sin la palabra, vamos.
-¿Qué te motiva?
los cambios, los procesos, los progresos, el crecimiento... la vida coño (¿lo ves?)
-¿Qué te desmotiva?
Estar parado, la rutina en el peor sentido de la palabra. No tener expectativas ni ilusión.
-¿Qué sonido o ruido te gusta?
Me gusta el sonido del mar pero no me gusta mucho la playa. O sea, ¡que me conformo con una caracola!
-¿Qué sonido o ruido no te gusta?
No me gusta cuando la gente se habla a gritos estando a menos de medio metro. No lo entiendo.
-¿Qué héroe -real o de ficción- te inspira?
Hay muchos. Don Quijote por todo, un tío abuelo mío porque fue muy valiente, mi abuela porque es muy inteligente, mi padre porque es un superviviente... 
-¿Qué profesión, aparte de la tuya, te gustaría intentar?
Ahora mismo me conformo con no perder la mía. Me siento realizado y me permite hacer muchas cosas distintas. Dentro de mi profesión puedo ser muchas otras cosas.
-¿Qué profesión no querrías tener jamás?
Tengo vértigo. Cualquiera en las que hay que estar con los pies colgando.
-Si el Cielo existe, ¿qué te gustaría que te dijera San Pedro cuando llegues a las puertas?
Soy agnóstico. En el caso de que exista, y sea como sale en las películas malas de los ochenta, creo que no estaría mal algo así como: "¡Pero coño, mira a quién tenemos aquí!"


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Vuelta al gimnasio

Bueno... ya está, estoy reventado. He ido al gimnasio y he vuelto a hacer ejercicio. No ha pasado nada, no me he muerto ni han caído langostas del cielo. Ahora tengo las piernas como dormidas. No es dolor pero al relajarlas es como si me estuviesen pidiendo que me quede así todo el tiempo posible.Tampoco me he matado realmente. He hecho veinte minutos de elíptica, diez de cinta (andando rápido) y otros veinte de elíptica. En realidad no sé si lo estoy haciendo muy bien. Me imagino que al ser ejercicios de cardio y al haber hecho casi una hora no estará mal del todo. Supongo que un experto entrenador optimizaría mis ejercicios y los resultados pero es algo que ahora mismo no puedo permitirme. Cuando entraba al gimnasio me han ofrecido dar mañana una clase gratis de pádel. En mi vida he jugado a eso pero no pierdo nada por probar. Hace siglos que ni siquiera cojo una paleta de ping pong. Ya os contaré. A la salida ya había otro monitor en la puerta que me ha dicho que estoy más delgado (yupi) y que me ha ofrecido clases de spinning por la mañana. En principio he mostrado interés porque sé que con el spinning se pierde tela de peso, pero tengo un grave prejuicio contra esa modalidad de ejercicio y es la música. Odio el reggeton (o como se diga) y odio esa música a todo trapo que te ponen en ese tipo de clases. ¿No podrían poner algo más lentito?
El gimnasio no destaca pos sus vistas precisamente. Hay una cristalera que da a la calle que supongo que es algo que ponen para que te hagas preguntas existenciales en el momento en que estás ahí dale que te pego en la cinta o en la elíptica.

Un gimnasio como hay tantos...
En la foto veréis (se ve mal) que hay una señal de prohibido el paso que realmente tiene poco sentido ahí delante. Yo me imagino que esa señal está ahí puesta para mí, para decirme que ya no debo pasar por lo mismo otra vez, que este camino no tiene vuelta atrás. Lo sé, está un poco cogido por los pelos pero los símbolos están para eso ¿no?




martes, 25 de septiembre de 2012

Kilos, kilos, kilos...

No pienso solo en los kilos que tengo que perder... también me gusta recrearme de vez en cuando en los que he perdido. Esta mañana he comprado una sandía. Miré la balanza electrónica de soslayo para ver cuánto pesaba (y cuánto me iba a costar), ocho kilazos. Cuando la cogí no pude creerme que hubiera perdido ya esa cantidad de kilos, ese peso, en mi cuerpo. No me siento especialmente distinto. Creo que estoy más ágil, creo que ando más deprisa, pero no puedo concebir que el peso de esa sandía antes se repartiera por mi cuerpo serrano. La rutina y la energía positiva me están haciendo continuar bien este proceso. Este momento aquí, escribiendo, se prolonga un poco más a lo largo del día. Es una ironía que los momentos de expansión, de socialización, de estar con gente, sean momentos peligrosos, de amenaza para mi dieta. Tengo que controlar eso porque también tengo que contenerme cuando como con los demás. Ahora me hago mi comida y como con la radio de la cocina puesta porque he comprobado que delante de la tele como más, nunca me harto.

Apetitosa, grande, un poco movida (claro) y... ¡gorda!
Hoy me he puesto manga larga por primera vez. Tengo graves y graciosos problemas con la ropa. Cuando me estaba pequeña no me hacía ninguna gracia. Ver cómo mis pantalones van creciendo y que ya empiezo a vestir como un hiphopero me arranca una sonrisa tonta.
Sigo sin poder hacer ejercicio. Mañana creo que quizás podría escaparme un rato. Os contaré si lo consigo. No sé por qué me está costando tanto arrancar. En el fondo creo que tengo miedo a estar oxidado, a empezar de nuevo de cero.

lunes, 24 de septiembre de 2012

¿Se lo cuento a mi mujer?

Mi mujer lo sabe... se ha enterado por mí claro, pero también es muy lista y ha sospechado algo cuando me ha visto hacerle fotos a las comidas. Uno es una mijita paranoico pero en mis anteriores dietas no me dio nunca por fotografiar lo que comía. Así que el otro día me dijo: "¿No estarás pensando en hacer un blog?" y yo le contesté: "Pues quién sabe si no llevo más de un mes con uno...". La cosa se ha quedado ahí y sé que está tratando de dar conmigo en el hiperespacio. También trata de sonsacarme el título pero todavía no lo ha conseguido. Es cuestión te tiempo, claro. Hasta ahora me he encontrado muy cómodo escribiendo de una manera anónima y aunque sé que ella será discreta me da cosilla que alguien que me conoce lo lea.
Bueno, es posible que aguante unos días más, pero conociéndome no muchos así que, si lees esto E., bienvenida, te quiero mucho.

Estos canelones (movidos) comidos el sábado me delataron.
En otro orden de cosas diré que el fin de semana ha ido bien dentro de lo que cabe. He puesto 400 grs. pero ya hemos quedado en que eso no me va a hacer caer en la paranoia de siempre. Por ahora paso y ya veremos el viernes. Poco a poco iré compensando los fines de semana. El pasado fueron 700, éste 400. Vamos mejorando.


viernes, 21 de septiembre de 2012

Resumen de la sexta semana

Vaya, con qué facilidad se acostumbra uno a lo bueno... 122,8. Me siento bien conmigo mismo pero estoy algo confuso por cómo está yendo todo. Me peso oficialmente los viernes, pero como he dicho en otras entradas hago dos pesajes más a la semana que me dan pistas de cómo está transcurriendo la pérdida o ganancia de peso, de los que no tomo nota física. Lo que está ocurriendo en este tiempo es que el fin de semana suelo subir bastante, mucho más de lo que creo que como. Este fin de semana, para que os hagáis una idea subí 700 gramos. La cosa ha sido así:

  • Viernes 14       123,9 Kg
  • Lunes  17         124,6 Kg
  • Miércoles 19    123,5 Kg
  • Viernes 21        122,8 Kg
Así que yo pongo peso, y mucho; durante el fin de semana y bajo, mucho más, desde el lunes al viernes. ¿Se puede perder casi un kilo en dos días (lunes a miércoles)? ¿Será malo eso? Yo precisamente hago esos pesajes para motivarme si es que me he portado un poco mal. Sé que no debería hacerlo. Si no los hiciera todo sería perfecto. Pierdo aproximadamente un kilo semanal que es lo sano y lo que todo el mundo recomienda. Pero al pesarme esas veces puedo comprobar que a mi cuerpo le "afectan" especialmente los fines de semana. Como ya dije antes y también en la entrada del lunes no es que me vuelva loco el sábado y el domingo. Hay dos cosas claras: hago una vida más sedentaria que entre semana y como algo peor (no mucho pero sí muy distinto que entre semana).

Hoy. Pez espada a la plancha y judías verdes con tomate
Dentro de que estoy contento con mi progresión, me preocupa un poco esto y realmente me gustaría que alguien me explicase si es normal o si lo estoy haciendo mal. Me dan ganas de preguntarle a Juana Mª González, que fue tan amable cuando comenté que estaba leyendo el libro de La Dieta Inteligente (¿servirá la invocación ahora para que me lea?). Por cierto, debo una reseña de ese libro que me ha servido bastante a la hora de despejar algunas dudas y sobre todo leyendas urbanas absurdas de esto de las dietas. En fin, por ahora sigo. Trataré de portarme un poco mejor estos dos días que tenemos por delante y seguir mi ritmo al tran tran. Here we go!


jueves, 20 de septiembre de 2012

Hace falta ser raro...

Hoy han venido mis padres a verme. Bueno, a ver a las niñas pero también a verme un poco a mí, espero. Mi madre no me ha dicho mucho porque tiene el síndrome de abuela joven. Sólo tiene ojos para las nietas. Pero mi padre sí que me ha dicho que me nota más delgado, y que se alegra mucho y todo eso. Cuando empecé a ponerme gordo mi padre era el que más me cañeaba. Quizás porque él también está fondón y sabe que eso es una putada para la vida cotidiana. Me hacía una cosa que me daba un coraje enorme y era que se me quedaba mirando y me decía: "Tú debes estar ya por los ... kilos". Y eso, que es una putada de por sí, al fallar en ocho o diez kilos a la baja era la putada de las putadas para mi pobre autoestima. O sea, que si pesaba ciento quince kilos el hijo de perring me echaba ciento ocho como si eso ya fuera una barbaridad. Yo, o bien jugaba un poco al frío-caliente con él si estaba de humor, o bien le decía simplemente "por ahí, por ahí" sin apartar la vista del libro o de la tele (¿de qué iba a estar gordo si no?).
La caña es chunga. Es más chunga la que viene de la gente cercana. Una cosa que nadie enseña a los hombres (ni a las mujeres me imagino) pero que todos sabemos, es que no se le dice a tu pareja que ha engordado. No se dice ni directa ni indirectamente, no existen formas sutiles de hacer esa apreciación en ningún momento del día ni de la noche. Es más: si algún día ella (o él), dicen "creo que estoy más gordo/a", la respuesta natural y diplomática es: 1/ ¡Para nada! (vas bien) o 2/ Pues yo te veo igual (y ya te arriesgas mucho). Los padres no, los padres lo sueltan a mala leche y donde menos pegue. Si hay un desconocido delante a ellos les da igual. 

Tallarines raros (y movidos, por supuesto)
Los momentos en que he adelgazado en mi vida han coincidido con momentos raros. En la adolescencia era un friki sin remedio. Me veía horrible pero no hice nada para cambiar mi aspecto porque consideraba que eso era parte del encanto de la vida atormentada del artista adolescente. Luego adelgacé en un momento extraño de mi vida. Un poco por amor y un poco por desamor. A ver si puedo explicar esto otro día. Luego pasó el tiempo y volví a engordar cuando vine a estudiar la carrera en Sevilla. Cuando terminé volví a adelgazar en una época en la que no sabía qué hacer con mi vida y que estaba todo el día en la calle. Hasta hice teatro en la calle (¡Yo!) y dormía un día en una casa y otro día en otra. Después me casé (ahí ya estaba otra vez gordo) y después esta vida sedentaria y sin altibajos de finales de siglo XX y principios de siglo XXI me llevó hasta la gordura esta extrema que estoy echando atrás. Hoy pensaba en eso. Que los momentos en que he adelgazado siempre han coincidido con momentos de cambios, de cosas raras en mi vida y en mi entorno. Y entonces me he dicho: "¿Qué tiene de raro esto ahora?", y he pensado que todo, más que nunca, es muy muy muy raro.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Más cosas que hacen que la vida valga la pena

Estoy muy contento. Me han regalado algo así, porque sí, sin pedirlo. Me siento como si se me juntasen cinco o seis de las cosas que escribí ayer en una sola. El regalo lo he recibido de gente que no conozco y que no me conoce a mí. Pero se han pasado por aquí, les ha gustado o se han entretenido con mis paridas mentales y me han regalado la estupenda cabecera que luce aquí arriba.
Me preguntan si me gusta. Me encanta. Porque tiene una estética estupenda; un sello propio, porque es moderna, porque han captado que en esos muñecos cabroncetes tengo puesta una meta particular. Me encanta el gesto, me encanta que quien la ha hecho se ha partido la cabeza un poco en el regalo a alguien que no conoce... me encanta... simplemente me encanta.

Mola ¿eh?
Yo ya tenía en mente hacer algo con la cabecera del blog, que era patatera patatera, pero si le he pegado el mangazo al avatar porque me venía de perlas no quería hacer lo mismo con algo a lo que me gusta darle importancia. Por otra parte el regalo viene de una gente que hace tebeos y yo he vivido, vivo y viviré, entre tebeos por los restos de los restos. Además, así, tebeos. Lo del los cómics es como más nuevo. Yo leía tebeos de Mortadelo y Filemón (como todos), Súper López (como todos) y Tintin (como todo el mundo mundial)... pero luego me pasé a La Patrulla X y Los Nuevos Mutantes en la adolescencia y de ahí a todo lo que me llegaba a las manos en cuestión de ilustración (Max, Peter Bagge, Crumb, Giménez...). Hoy día trabajo con autores de cómic y sé que no es una actividad sencilla ni que esté pasando por su mejor momento. Pero también sé que está lleno de buena gente y este detalle me lo vuelve a demostrar.
El regalo viene de Pupas tebeo. Si os dais una vuelta por la página que tienen veréis qué buenas ilustraciones. Me gustan mucho las portadas de los tebeos que sacan.
Joder, qué regalo más chulo... muchas gracias.
P.D. La dieta bien.

martes, 18 de septiembre de 2012

Cosas que hacen que la vida valga la pena

Ver Annie Hall
Viajar
Conducir de madrugada sin nada de sueño por una carretera vacía
Una playa de Ibiza (no me acuerdo de cómo se llamaba)
Venecia
Escuchar a Leonard Cohen camino del trabajo
Una puesta de sol en Sanlúcar de Barrameda
El sitio de Sevilla donde me pierdo para pensar con el móvil apagado
Escuchar a la Callas volviendo del trabajo
Que mi hija me de un abrazo sin venir a cuento
Que alguien te llame para algo agradable
Parma
Esplendor en la hierba
Marylin Monroe
Ver a mi hija viendo El Circo de Charlot
Leer, no poder dejar de leer el libro que estés leyendo.
El sexo 
Madrid
Las librerías de viejo
Viajar en tren
Una sonrisa por la calle
Que te hagan un regalo inesperado

Me he autoanalizado un poco con este ejercicio y me he dado cuenta de algunas cosas interesantes con respecto a mi vida. Primero que tengo unas ganas locas de viajar. Segundo que necesito volver a ver algunas películas. Está ordenado tal y como se me iba ocurriendo y no por orden de preferencia. Si no, el sexo tendría que estar más arriba, claro. Hay cosas que uno no pone pero que están ahí, tipo un beso de buenos días de mi mujer o una sonrisa de mi pequeña, que se dan por sentadas. Me he buscado un poco más adentro para saber qué cosas muy pequeñas me hacen verdaderamente feliz.
Y lo más importante es que no hay nada de comer.





lunes, 17 de septiembre de 2012

Fin de semana ¡peligro!

Otro fin de semana... otra pasada. Parece que al escribirlo es como si ya se diera por hecho. Fin de semana, no me puedo controlar... no me controlo y zas, setecientos gramos más. Son tonterías. Tampoco son pasotes de comida. Pero es mucho más de lo que como entre semana, y mucho peor.
El sábado fuimos de compras y terminamos en una hamburguesería de esas estilo años cincuenta, como la de Regreso al futuro. Yo me pedí la hamburguesa Veggy, que está hecha de verduras, y le quité medio pan. Comí realmente un tercio de lo que hubiera comido si no estuviese a dieta. Por la noche piqué un poco de pan (cincuenta gramos o menos) con queso y algo de salchichón. En las cenas he comido como mi abuela, sin sentarme, picando de aquí y de allá de lo que les ponía a mi mujer y a mi hija. Pero nada. Ni por esas. El domingo comí pollo asado pero (ains) confieso que piqué alguna patata frita...

No bailé el twist de Pulp Fiction porque mi mujer no me dejó
O sea, que mal. Pero también pienso que cuando te tiras un tiempo sin comer hidratos de carbono a saco el hecho de que comas una patata frita te engorda como si antes te comieras un platazo. Esa es mi sensación visto el panorama en la báscula esta mañana.
¿Dónde está el problema? Bueno. Parte de culpa la tiene mi interacción familiar. Una cosa es cambiar los hábitos personales y otra muy distinta cambiar los hábitos familiares. Con ellas como más, me acelero, no estoy relajado, y cuando estoy relajado es peor porque como de pura relajación... La culpa desde luego no es suya, porque si me viera el fin de semana solo en casa estoy seguro de que sería peor. Esas pelis que me iba a ver yo, las pizzas, pedir kebab, ir a por hamburguesas, hacerme cosas congeladas para comer... vamos, lo que viene siendo estar de Rodríguez en la España de hoy en día.

Otro que hacía las cenas del fin de semana para la familia estando a dieta
Sin querer ponerme muy místico creo que la cosa está en coger una rutina de tranquilidad y de estabilidad personal. Esa rutina la he cogido perfectamente en los días de entre semana. Para ponerlo de una manera muy visual siento como que voy sobre raíles. No tengo especial hambre ni tampoco ansiedad ni ganas de asaltar la nevera. Desayuno tranqui por las mañanas, hago mis comidas a media mañana y a media tarde y puedo almorzar solo escuchando mi radio algo suave que he tenido tiempo para preparar con buenas materias primas. Por la noche llego tarde y me como algo de fruta o una ensalada (o pescado si hay). Pero esa estabilidad no la tengo los fines de semana que es todo más anárquico. Si hemos quedado con alguien, si salimos, si vemos una peli o cenamos todos juntos...
Hoy voy tranqui. He desayunado bien y no he podido hacer comida a media mañana. A medio día ensalada con maíz, atún y pavo. Más tarde comeré las dos galletitas de rigor y por la noche espero tirar con fruta. A ver si el miércoles ya he vuelto a recuperarme un poco y el viernes puedo darme (y daros) otra buena noticia.
Vaya, se me olvidaba. El domingo me comí un helado de nata con nueces.


viernes, 14 de septiembre de 2012

Resumen de la quinta semana

Vaya, cinco semanas ya, parece mentira. Primero de todos gracias por los ánimos por la entrada depre de ayer. Me cogió el día así y desde luego no fue la mejor jornada del mes. Es un tema más emocional que de alimentación porque, aunque me pasé, tampoco fue para tanto. Esta mañana me he pesado tempranito y resulta que peso 123,9. He perdido con respecto a la semana pasada ni más ni menos que 1,4 kilos lo cual no está nada mal. Haciendo un cómputo general de la semana pienso que hay algunas premisas que estoy teniendo en cuenta y que me están beneficiando en mi camino:
- Estoy comiendo menos. Eso por supuesto. Cuando tengo que comer fuera solo me como una tapa que intento que sea verdura o pescado y que me sacie bastante. Sin embargo esta semana me he dado dos pequeños homenajes con la carrillada que puse ayer y un flamenquín que me comí el otro día más a gusto que un arbusto.

La mayonesa casi ni la toqué... al flamenquín le canté una saeta.
- Estoy haciendo las cinco comidas. o por lo menos intentándolo. A media mañana como fruta y por la tarde las galletitas que os enseñé más abajo (aunque no las tengo todas conmigo con ellas).
- Estoy cenando muy ligero. Cuando puedo como algo de pescado a la plancha, o una ensalada y casi siempre algo de fruta. Algunas veces (pocas) solo he comido la fruta porque llego más tarde.
Necesito mejorar en:
- Tengo que empezar a hacer ejercicio.
- Aprender a tomar menos aceite de oliva. Uso demasiado en el desayuno, la comida (para cocinar) y en la ensalada. La entrada de Matrioska del otro día me ha hecho concienciarme un poco...
- Los fines de semana son peligro constante porque estoy con toda la familia y me pierden o nos perdemos mutuamente. Tengo que hacerles la comida, me estreso, me ansio... y como.
Quitando estas cosas creo que voy bien. Mientras el peso vaya bajando estoy contento. A ver si no se me cruzan más nubarrones inoportunos. Gracias por estar ahí.

P.D. Haciendo caso a Jota voy a cambiar radicalmente el blues de ayer por algo optimista. No soy muy de bossa así que he intentado recordar una canción que me levante el ánimo y buceando en youtube he encontrado esta de Un Americano en París. El mensaje es lo que importa. Si tengo ritmo ¿qué más se puede pedir?


jueves, 13 de septiembre de 2012

El blues del gordo a plan

Mi vida es una montaña rusa... pero no una montaña rusa de la feria. Es la montaña rusa más grande del mundo. Está bien que sea así pero también duele. Las montañas rusas tienen eso. Que vas subiendo y subiendo despacito y cuando llegas arriba del todo estás eufórico, pero luego viene una bajada en la que el estómago se te pone en la garganta y cuando estás abajo del todo te preguntas qué puñetas estás haciendo ahí subido.

¡¡¡¡¡Yiiiiiiiiiiiiijaaaaaaaaaaa!!!!!...
El martes tuve mi momento subidón. Ayer el momento reflexivo, y hoy, no lo sabía pero ha llegado inesperadamente, mi momento de bajona. Hoy ha habido reunión en el trabajo. Ha sido una reunión larga y pesada de más de cinco horas. Mi jefa ha traído un bizcocho. Yo he comido dos trozos. Tampoco es tanto. Nadie desprecia el bizcocho de un jefe. Pero poco a poco me he ido poniendo triste. Os parecerá una gilipollez (y lo será), pero en despacho de la jefa hay un espejo que tiene muy mala leche. Es un espejo que achata, que afea, que insulta... y se me ha juntado todo. La reunión, los temas de la reunión, temas míos, que mañana me peso, que me peso demasiado, que el espejo me miraba mal, que no he dormido bien. Y estoy un poco regulero. Luego he comido una tapa que no debería haber comido. Carrillada.

Un día es un día
Hoy no estoy positivo. Cuando me he levantado me he puesto una camisa que hace tiempo que no podía ponerme. Eso no me consuela. Esta mañana me veía bien y ahora creo que estoy embutido en ella. Quepo, sí. Pero caber no lo es todo. Sigo en la montaña rusa. No sé cuántas vueltas se dan en un viaje. Ahora viene otra vez el camino hacia arriba... vamos allá.


miércoles, 12 de septiembre de 2012

...Y Mr. Hide

Si no tuviera un lado oscuro no pesaría 125 kilos. Ni habría llegado a pesar 145 (ahora dudo incluso de haber pesado eso alguna vez ¿estoy seguro?). Pero he llegado aquí por muchas razones y es bueno pararme un poco a reflexionar cuáles son. Algunos gordos dicen por aquí que están gordos "de no discutir"... algo de eso creo que hay. A veces, muchas veces, me paso de tranquilo. Me "como" los problemas yo solo en vez de compartirlos, exteriorizarlos, discutirlos o enfrentarme abiertamente a ellos. Y eso engorda más que un bocadillo de chorizo. Ahora estoy bien. Estoy teniendo una actitud positiva que se me nota (yo me la noto) al escribir. Pero esa actitud positiva se debe a que estoy bajando de peso. Por otra parte tengo cierto equilibrio emocional en este momento. Equilibrio familiar, de trabajo, de rutina... eso me ayuda pero no sé si ese equilibrio lo tengo también porque estoy más contento conmigo mismo bajando de peso o es al contrario, que estoy bajando de peso precisamente por vivir un momento de equilibrio. Ahí está el quid de la cuestión. A veces tengo momentos jodidos. Y esos momentos jodidos me llevan a momentos autodestructivos infantiles. Una discusión con mi mujer, por ejemplo, puede hacer que me entre un ansia loca que me coma al demonio por los pies... y mi pensamiento en ese momento, aunque no haya nadie delante, es pensar algo así como: "¿Veis lo que me estáis haciendo hacer? ¡Ya lo estoy mandando todo al garete!" Y echo la culpa de ese daño que me estoy haciendo (porque ese atracón es todo menos agradable) a todo el mundo menos a quien la tiene en realidad, o sea yo mismo.

Yo he comido muuuuuchas porquerías...
Esto me pasa, o me puede pasar ahora, claro, pero yo no estoy gordo por esto. Yo estoy gordo porque me han gustado mucho las porquerías, y me comía un paquete de ganchitos haciendo la comida más feliz que ojú. Y porque cuando salía disfrutaba comiendo cosas cañeras, fritas, rebozadas y con patatas fritas. Y porque me han gustado siempre los helados y las chucherías... Pero ya tengo treinta y seis años y me doy cuenta de que hay que cambiar un poco la forma de afrontar la comida porque quiero ir a despedir a mis hijas al aeropuerto cuando se vayan a Alemania a buscar trabajo. Eso, con todo el buen rollo que tengo ahora conmigo mismo, no impide que cuando me miro al espejo con el chándal puesto para ir al gimnasio no me diga: "¿Pero dónde vas tú, payaso?" Porque no me reconozco ni como persona que vaya a ser delgada, ni como persona que le guste hacer deporte. Y ahí tengo que luchar contra ese yo aguafiestas que preferiría irse a leer o ver una película con un paquete de patatas, que es el yo que he sido treinta y yo qué sé años. Un yo que se ríe un poco de mí, porque en el fondo siempre ha compadecido a los gorditos que ha visto resollando en el parque corriendo o en una bici. Y entonces saco mentalmente la lista esta de aquí al lado. La que pone que hace un mes pesaba casi 130 kilos, y demuestro a Mr Hide que yo estoy consiguiendo algo poco a poco y que me siento orgulloso, y que no soy otra persona. Soy el mismo con un poco más de ilusión por las cosas.

martes, 11 de septiembre de 2012

¿Qué quiero hacer?

Soy un optimista incorregible. El otro día en la película Carmina o revienta de Paco León, la protagonista explicaba muy bien lo que me pasa a mí algunas veces... decía algo así como: "Yo no me veo gorda, me veo bien. Cuando voy a una tienda siempre cojo tallas que son más pequeñas pensando en que me van a quedar bien. Me miro al espejo y no me veo tan mal. ¿Será que tengo lo contrario de la anorexia? Pero cuando me veo al espejo que ponen por atrás ya digo huy, huy qué barbaridad, qué gorda..." Lo cito de memoria pero cuando lo veía me veía reflejado un poco en esa forma de pensar tan bestiaja. En cuanto pierdo unos kilitos ya me veo estupendo en los escaparates. Y no. Peso 125 kilos (en el mejor de los casos que el lunes pesaba 126), y eso es un barbaridad me ponga yo como me ponga.
Según el IMC y el cálculo que hace la aplicación para el iphone que ya comenté otro día estoy en el estado horrible de obesidad severa. Eso es rojo carmesí. Me falta perder cinco kilos para llegar a obesidad a secas que es un rojo más clarito. Pues bien, por la meta que me he puesto a mí mismo de 110 kilos ni siquiera dejo de estar obeso. Para tener sobrepeso me faltaría perder 22 kilazos y para estar en mi normopeso cuarenta kilos o más. Eso ahora mismo es inconcebible para mí. Quiero adelgazar sobre todo por una cuestión de salud, después por calidad de vida y más tarde, claro, por estética.  Quiero encontrarme bien, quiero andar mucho sin que me duelan las rodillas, quiero llevar a mi hija en la silla supletoria de mi bici sin cargármela (la bici, no a la niña). Y sobre todo me apetece mucho, pero mucho mucho, correr. Hoy me he ido a la fnac y me he comprado estos dos libros.

Ahora mismo, para mí, literatura de ficción...
Los voy a leer en dos sentadas. Cuando me pongo me pongo. Y sé que aun tendré más ganas de correr. El libro de Martín Giacchetta, Correr, lo vi recomendado en el blog del Gordo Cabrón. Claro, él ya no es gordo ni cabrón ni nada... pero yo sé que con mi sobrepeso no debo ponerme a correr. El caso es que después he visto que hay gente que lo hace y que no le va nada mal ni tienen tantas lesiones. Pienso: "vamos a ver... una cosa sería correr con mis 135 kilos de hace seis meses y otra será correr con 125"... y aunque sé que no debo hacerlo me apetece un montón salir un rato al parque a trotar, a probarme.
En octubre empiezo en la piscina, y cuando se acabe el periodo de adaptación en el cole podré ir al gimnasio. Por ahora como dije el otro día, lo que puedo hacer y hago, es andar. Voy a ponerme la meta de bajar de los ciento veinte kilos y entonces probaré a correr un poco siguiendo los consejos del libro que he comprado. Eso es una meta dentro de una meta. Eso es seguir ilusionado con cosas, pensar que puedo cambiar de hábitos y que puedo sentirme bien con cosas que antes me parecían totalmente ajenas a mi universo.

Confesión: no soy XXL sino XXXL!!!
P.D. Tal vez cuando empiece a hacer ejercicio me esté bien la camiseta que me he comprado este verano. La compré sin probármela en un arrebato de estos que contaba de verme genial ya. Cuando me la probé en casa vi que parecía una morcilla de burgos blanca con la camiseta de The Muppets Show (es molona ¿eh?). Pero no la he cambiado. Es una meta, dentro de una meta que contiene otra meta. Está ahí, con su etiqueta, esperando a que llegue a los ciento diez kilos.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Idas de olla de fin de semana.

Definitivamente tengo que controlar las comidas de los fines de semana. Los días entre semana con el trabajo a esta hora almuerzo y ceno solo. Casi siempre me hago yo la comida y eso hace que me controle bastante. Pero en el finde es una locura. Primero que me pilla más ansioso por las dos niñas y mi mujer. La pequeña tiene dos meses y da la guerra propia de los dos meses. Pero la otra tiene dos años y da... la tercera y la cuarta guerra mundial juntas. A la hora de hacer de comer ya estoy de los nervios, ya pico, ya hago comidas que les (nos) gustan a todos como pasta o tortilla de patatas (y no precisamente al estilo de Amelia). La semana pasada puse trescientos gramos en el fin de semana, pero esta he puesto ni más ni menos que setecientos. Es decir, que hoy lunes he vuelto a pesar 126 kilos.
No voy a darle demasiadas vueltas ni a preocuparme demasiado pero ya sé que tengo que hacer algo con los sábados y los domingos. Desde luego, he empezado a reconducirme un poco de cara al viernes y este medio día he comido una ensalada con batavia, tomate, atún, maíz y queso fresco.

Ensalada borrosa... especialidad de la casa
Mañana empieza el periodo de adaptación en el cole de mi pequeña. Tengo desde las 9 hasta las 11 para hacer algo de ejercicio. El cuerpo me pide correr pero creo que me tendré que contentar con andar esas casi dos horas que tampoco está nada mal.
P.D. ¿Serán las galletitas?

sábado, 8 de septiembre de 2012

Resumen de la cuarta semana

125,300 Kg. Muy contento después de todo. No es para tirar cohetes, pero no voy a perder un kilo todas las semanas. Más cuando dije que el fin de semana anterior me he pasado más que un poquito.
El resto de la semana la he pasado bien. Para mi gusto he comido muy poco. Creo que me he pasado de comer poco. Aparte del desayuno que lo hago muy consistente, el almuerzo ha sido un plato y muy poca cantidad, dos días una sola tapa (o sea plato pequeño). Por la tarde las dos galletitas de marras y por la noche ensalada y/o fruta. He interiorizado el dicho de desayunar fuerte, comer poco y cenar casi nada. Pero sé dónde están los fallos (otra cosa es que esté muy dispuesto a combatirlos). En primer lugar tomo demasiado aceite. Un poco en el pan por la mañana, el que lleve la comida del almuerzo y el que le pongo a la ensalada de por la noche. Seguro, seguro que son más de tres cucharadas soperas. Eso son calorías pero no estoy dispuesto a aliñar la ensalada con limón ni porquerías de esas. Por ahí no paso. Prefiero quitarme de otras cosas o hacer más ejercicio, que está claro que es otro de los deberes que tengo que cumplir. Mi podómetro dice que más o menos ando al día unos cuatro kilómetros en el trayecto de casa al trabajo y viceversa. La mitad de los diez mil pasos que me había propuesto. Ahora mismo no puedo sacar más tiempo pero la semana que viene que mi pequeña empieza el colegio veremos si puedo hacer algo más.

En Bassano del Grappa, hace unos añitos. Nostalgia de Italia
Tengo ganas de seguir y ver dónde puedo llegar. Indudablemente pierdo más rápido que otra persona porque me sobra muchísimo. No sería lo mismo si pesara 90 kilos y me sobraran cuatro o cinco, eso lo tengo claro. Por ahora sigo con el buen ánimo y con ganas de cocinar cosas ricas que no engorden. Buen fin de semana.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Mi dieta inteligente

La entrada de Olaya me ha inspirado hoy (¡Hola Olaya!). Yo también me peso los viernes y siente uno ahora una cosita sobre lo que dirá mañana la malaje de la báscula... la verdad es que no estoy muy preocupado porque esta semana me he portado muy bien. Incluso pienso que demasiado bien. Antes, en otras dietas que he hecho, cuando iba a comer fuera, me comía dos tapas que viera sanas y que podían ayudarme en mi proceso. Ahora he decidido que me como una sola tapa. Solo he comido en la calle dos días esta semana. Un día pedí calabacín relleno y hoy estos estupendos chipirones a la plancha.


Así que todavía no he pedido carne que es mi perdición y que casi siempre suelen venir acompañadas de patatas fritas. Como mañana me peso me estoy portando hoy como un campeón y puedo relajarme un poquito el fin de semana, en el que saldré con la familia y que no es plan de estar tan tan sacrificado... antes me pesaba los lunes, pero a decir verdad prefiero remontar durante la semana y poder "pecar" un poco en el finde sabiendo que puedo reconducir la situación.
Yo no me peso a diario, pero siguiendo los consejos de Anónimo sí me peso más de una vez a la semana para ver qué tal voy... en concreto me peso los lunes y los miércoles con una intención informativa que no apunto ni tengo en cuenta nada más que como dato personal. El lunes, como dije en una entrada anterior, pesaba 126,300. Había subido trescientos gramos en un fin de semana complicado de visitas y de salidas... durante la semana me he portado mejor y el viernes ya pesaba... bueno, como mañana es día de peso lo dejo en suspenso...
Sigo con las galletas y cenando ensalada y/o fruta. Ya hablaré la semana que viene de las comidas que ese es otro cantar. Por otra parte he pedido en Amazon un libro. Se titula La Dieta Inteligente. Me gusta mucho la bibliografía sobre nutrición. Ya hablé de Pollan y de lo que me ha influido de alguna manera. Ya contaré cómo me va con este libro que promete ser serio y ameno.


Meriendas...

Después de hablar de las cenas y de defender mi teoría de que cenar solo fruta no puede ser tan malo, vengo con otro reto a la paz nutricional. Las meriendas. Mis meriendas, en este caso.
Como ya dije mi vida ha cambiado bastante con mi nuevo horario pero sigo estando convencido de que es bueno hacer las cinco comidas diarias. Hace una semana mi merienda más habitual era un yogurt desnatado Vitalínea o un poco de fruta. Me dejaba bastante saciado hasta la cena y me permitía no llegar muerto de hambre ni hecho polvo a la noche. Las circunstancias y tener que comer a la una del medio día me ha hecho traerme unas galletas de esas sin azúcar que tienen menos calorías (aunque tienen, claro) y que resucitan a un muerto. Son estas.

Qué monas ellas...
Las galletas en cuestión tienen cada una unas 44 cal. Como me como tres se trata de unas 146 que viendo cómo estoy estos días de aplicado tampoco creo que sea una cosa de morirse... lo que me inquieta es que al merendar esto estoy contriviniendo una de esas normas archiconocidas, la de tratar de no comer hidratos de carbono desde por la tarde hasta el día siguiente. Por lo que he podido leer, mucha gente mete este tipo de galletas en su dieta pero siempre por la mañana. Yo no es que necesite el chocolate en mi día a día. Incluso creo que puedo pasar comiéndolas dos o tres veces a la semana, pero en ese caso necesito un sustituto/a y en el trabajo no es fácil. No es fácil comerme un yogur, ni fruta, y no me "llena" tomarme una infusión.
Volviendo a la cena como llego tan tarde a casa las estoy haciendo ligerísimas. Un poco de queso fresco, pavo y a lo mejor una ensalada con un poco de fruta y a dormir, eso sí, sin tiempo para digerir porque ya digo que llego muy tarde. La cosa se complica por momentos... ya veremos el viernes.