jueves, 30 de julio de 2015

Locura

Ahora entiendo un poco por qué dicen lo de que es mejor no pesarse tanto. El martes, cuando puse esa entrada tan deprimente (¿la borro?... mejor, no), pesaba 120,9 Kg. O sea, que había perdido cuatrocientos gramos en casi una semana. Ayer hice el menú propuesto bien (como el resto de la semana, creo) fui al gimnasio y estuve sólo 45 minutos... bueno, pues hoy pesaba en mi peso 120 kg mondos y lirondos y en el del nutricionista (vestido, claro) 119,8 Kg. Le he hablado de esto y me dice que el peso, y más en verano, es muy fluctuante. Que ahora mismo no es importante y que si me pesa es por ver que la tendencia es a la baja. Para saber que vamos bien. Dice que a la gente que está en mantenimiento sí le aconseja pesarse casi todos los días pero es cierto que para los que estamos bajando puede llegar a ser un arma de doble filo.
Estoy contento y me jode. Me jode estar contento por algo tan tonto como haber perdido más o menos gramos. Más cuando es un mensaje que tu cuerpo da tan aleatoreamente. Pero bueno, prefiero estar contento qué triste, qué demonios.
Vienen unos días complicados. Viaje largo. Voy a Francia (yuju!), y pienso comer queso (si no pa qué).
Por cierto, he visto una peli aquí en Sevilla que se llama Los exiliados románticos. La están poniendo en cines de verano por ahora y supongo que luego la estrenarán en cines. Si tenéis oportunidad id a verla.

miércoles, 29 de julio de 2015

Qué lento es todo

Aunque no debería, hoy me he pesado. He perdido unos trescientos o cuatrocientos gramos en casi una semana. Menos ayer, he ido todos los días a hacer ejercicio. Algo que me impongo, claro, porque no soy lo que se dice un deportista. Estoy comiendo bien, conforme a lo que me manda el nutricionista. Si acaso puede ser que peque algo en las cantidades. No quiero ni pensar lo que sería esto, aquí, solo, de rodríguez, en otras circunstancias... así que puedo darme con un canto en los dientes después de todo. Aun así no consigo que esto me salga natural. Sigue suponiéndome un esfuerzo no comprarme helado, no hacerme unas patatas fritas con cualquier cosa. Vamos: pescado, verduras, poca carne, mucha fruta... Ejercicio. Hacen cuarenta grados ahí fuera. Espera a la noche. Estoy cansado ya tan tarde... Todo el rato luchando ahí conmigo mismo, autoconvenciéndome, para arañar viendo, doscientos gramos a la báscula. Y luego sentir que para el nutricionista soy una especie de caso perdido. A lo mejor me paso pero creo que tal y como están las cosas prefieren pensar en la nutrición deportiva, en tratar a niños y adolescentes para prevenir la obesidad, pero que alguien con sobrepeso le parece sospechoso, y te miran con recelo y desconfianza... Serán cosas, mías, seguro. Paranoias de miércoles de una semana que se está haciendo eterna.
Sé que hay algo que tiene que hacer click ahí dentro con el tema del ejercicio. Pasó hace años con la bici y seguro que puede volver a pasar. El otro día salí muy decidido pero me encontré que el camino que pensaba hacer lo habían vallado. Fue muy simbólico. Me volví por donde había venido.
Mira que odio que me salga una entrada así, sin chicha ni limoná. Pero no todo los días se puede ser tan optimista.



jueves, 23 de julio de 2015

Voy a dejarme de chorradas...

Siempre he sido un gordisano... y no, no gordisano estilo Leonardo Dicaprio, eso es uno de esos inventos hijosde%&///' que se inventan de vez en cuando las revistas de moda para hacernos sentir como la requetemierda por estar no gorditos sino gordacos.
En fin, que sí, que siempre he estado gordo, pero sano. Hasta que he empezado con el nutricionista. No lo relaciono ¿eh? Pero justo desde hace un mes arrastro un dolor en la boca del estómago como una hora antes del almuerzo y la cena. Un dolor que podría ser hambre, pero un hambre que duele. Una "jambre canina" dicho en andaluz, pero más molesta de lo habitual. He ido al médico pagando (sólo lo hipocondríaco que soy es más fuerte que lo tacaño que puedo ser) y me ha diagnosticado una señora úlcera y una hernia de hiato. Eso es amortizar la visita, sí señor. Dos por el precio de una. De primeras me he sentido enfermo, me he sentido viejo, me he vuelto a sentir gordo. Pero ya se me ha pasado. El médico me acojonó un poco pero el nutricionista, a quien visité esta mañana, me ha dicho que es mucho más motivo para aprender a comer, para no comer a doscientos por hora, para no comer y acostarme enseguida, para seguir como voy aunque esta semana (ay!) he puesto cien gramos.
Estoy de rodríguez así que tengo aproximadamente dos semanas por delante para hacer todo exactamente como debo hacerlo: Para hacer ejercicio, para tratar de no estrenare con tonterías, para relajarme, escuchar música, leer... y seguir aprendiendo a comer.

viernes, 3 de julio de 2015

Años luz

Acabo de terminar un libro. Se titula Años luz, es de James Salter. Es tan bueno que cualquier cosa que escriba hoy va a empañar el regusto que me ha dejado. Es tan triste que cualquier cosa que escriba hoy sobre lo que me traigo entre manos me va a sonar a tontería. La cosa va bien.