jueves, 16 de agosto de 2012

Pensamiento positivo del día: no me quiero morir.

Tycho Brahe fue un importantísimo astrónomo danés del siglo XVI. Sus descubrimientos fueron básicos en el desarrollo de la ciencia y son la base de la ley de gravitación universal de Newton, sin embargo, tuvo una muerte absurda... parece ser que fue durante un banquete. Al pobre Brahe debieron sentarlo en una de esas sillas en el centro de la mesa que están pegadas a la pared y no quiso o no pudo levantarse para ir al servicio. Creo que fue en un libro de Kundera donde leí esta historia, ahí decía que le reventó la vejiga, en la wikipedia lo explican más finamente pero el caso es que esa tontería acabó con su vida.
Perdón... ¿me permite que voy al baño?
Como ya he comentado otro día a mí me preocupa bastante el tema de la muerte. Soy un hipocondríaco del montón, y, lógicamente, una de las razones fundamentales para querer adelgazar es la salud. Pero por supuesto no a costa de lo que sea... Con eso quiero decir que no estoy dispuesto a dejarme el hígado haciendo una dieta de esas raras radicales, y que el ejercicio pienso seguir haciéndolo con una intensidad que esté de acuerdo con mi corpulencia. Me parece absurdo estar haciendo un sacrificio por adelgazar para poder llegar a ser un viejecito ocioso, lector y viajero, y que todo se vaya al garete por una congestión o un infarto producido por cualquier paranoia adelgazante.  Esto es un aviso a posibles lectores pero también a mí mismo... ey, no se trata de perder diez kilos en un mes, vamos a ir poco a poco. La cagaremos (no como Tycho) seguramente más de una vez pero no hay que agobiarse, hay que seguir y mentalizarse en este cambio de actitud ante la vida. Así viviremos más... si es que un día no nos cae una teja en la cabeza y nos quedamos en el sitio, claro.
Este tipo me enseñó a ser respetuoso con la muerte...
Y una vez puestas mis reservas y mi optimista mensaje de ¿cuál es el sentido de la vida? diré que la cena del otro día fue una verdadera prueba de resistencia... a la que definitivamente no pude resistir. Comí tortilla de patatas y empanada. En mi defensa he de decir que anoche no cené más que melón con lo que espero haberme resarcido un poco. Este medio día he ido con mi mujer y las niñas a un centro comercial. No sé a causa de qué muñequito esta vez mi hija se ha empeñado y hemos comido en el Burguer King (¡Yupiii!). Yo he tomado una ensalada César pensando que estaba siendo un chico bueno, pero hace un rato me he pasado por la web que tiene un buen sistema de valores nutricionales y he visto lo que esa ensalada contenía. Casi me hubiera convenido más una hamburguesa grande pero eso supongo que entra dentro del camino de aprendizaje...
Agosto va a seguir siendo un poco caótico por lo que veo, pero creo que en septiembre volveré a la senda de los gorditos buenos.

3 comentarios:

  1. Había oído esa historia, igual de absurdo fue un reallity-show de hará un par de años (americano, por supuesto) en el que ganaba quien más aguantaba sin ir al baño.
    Creo que ganó el segundo, porque el concursante que aguantó más murió en el intento.

    El mes de agosto es terrorífico para las dietas. Dicen que no apetece comer, que simplemente con un poco de fruta pasas... no sé quién será así, pero personalmente, si estoy de vacaciones con la nevera cerca... caigo fijo.

    ResponderEliminar
  2. Completamente de acuerdo contigo! Por otra parte, me parece bastante más sana esta actitud tuya que no el continuo reprimirse que es malísimo para el alma :) Hay que procurar no caer, pero si caemos, compensamos y punto. A continuar!

    ResponderEliminar
  3. Cada vez tengo más claro que hay que tener una buena relación contigo mismo para sacar adelante una dieta. No quiere decir que si engordas tengas que estar deprimido, pero estar relajado y encontrarte bien es una cuestión importantísima para afrontar el reto (con sus altibajos claro)... pero bueno, precisamente eso es lo que he escrito hoy en el blog.

    ResponderEliminar