Ya estoy de vuelta. Ayer me despedí de la buena (mala) vida con una cena digna de mis años de piso de estudiante. Ahorraré los detalles. Esta mañana me he levantado con el firme propósito de volver al lado de la fuerza, la senda de los gorditos buenos. Para eso he empezado por saltarme una de esas leyes que todo el mundo recomienda pero que nadie cumple: Me he pesado a mitad de semana para ver cómo está la cosa. No tiene un valor real ni me lo apuntaré como hito en mi proceso, simplemente me guía a la hora de ponerme un poco más estricto de aquí a la visita oficial a la báscula el viernes. Total, que peso 128,9 Kg. Un kilo y cien gramos más que el viernes lo que hace que estas minivacaciones hayan estado bien aprovechadas en lo que a comida se refiere.
¿Se puede perder un kilo en dos días? No lo sé, ni me importa. Como ya he dicho en otras ocasiones no me voy a obsesionar con que mi curva de pérdida de peso siempre sea a la baja. Lo que yo aspiro es a un cambio de hábitos así que en esas estoy... lo que sí voy a intentar es comer bastante menos y mejor, y ante todo y sobre todo se acabaron los helados este verano de una vez por todas.
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El desayuno... ese momento de tensión.
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Bueno, pues con esta buena disposición he ido esta mañana a desayunar. Mi desayuno estándar ha sido siempre una pieza de pan con aceite, tomate y jamón de york y un zumo de naranja (no tomo café). Trabajo en Sevilla y aquí la verdad es que se le da bastante importancia al desayuno. Cuando he ido a pedir esta vez media tostada la camarera me ha montado una escena que he flipado: "¿¡Media tostada!? ¿¡Dónde vas a meter media tostada en ese cuerpo!? ¡Eso no es ná! ¿Pero tú has visto cómo es el pan? ¡Si es muy chico! ¡Te vas a morir de hambreeee!"... A todo esto el bar lleno de gente y parecíamos una pareja salida de una película italiana de los sesenta. Pero ¿yo qué hacía? ¿Decirle que estoy a plan? (en Sevilla la gente no se pone a régimen ni a dieta, se pone a plan)... total, que para evitar que a la mujer le fuera a dar algo allí mismo le he dicho que me la pusiera entera y me la he comido sin rechistar. Al garete la buena disposición. Habrá que remontar en las horas que quedan aunque mañana yo me como la tostada entera sí o sí. Ya no es que uno tenga que luchar contra las adversidades, no es que tenga que luchar contra la vocecita interior que te dice que qué más da... es que también tiene que luchar contra este tipo de cosas.
Fotografía de fvanrenterghem
Qué difícil se ponen las cosas a veces, joé.
ResponderEliminarComo vengo del futuro (que vengo de leer tu entrada siguiente, vamos), sé que ese subidón de peso no es nada preocupante.
Ánimos, la vuelta a la rutina ya irá poniendo las cosas en su sitio.
Por cierto, me encanta la expresión "ponerse a plan".