lunes, 13 de agosto de 2012

Algunos hombres buenos...

Oh, vamos, claro que hay héroes hoy en día... no son los que bajan gatos de los árboles, ni los que ayudan a cruzar los pasos de peatones a las viejecitas (eso solo pasa en los dibujos animados), no son los boinas verdes (¿pero existen todavía?), ni los bomberos ni los policías... Los verdaderos héroes son los que tienen la fuerza de voluntad de cambiar sus hábitos alimenticios. De ser otras personas sin dejar de ser ellos mismos. Pongo ejemplos:
Un tipo al que no conozco que vive en Barcelona y que tuvo los santos huevecetes de poner a su blog el poco atractivo nombre de el gordo cabrón. Hace tiempo que lo leo y, en su momento, me sirvió mucho para adelgazar (algo). Realmente aprendí que el camino de la no-gordura es el camino del conocimiento (joven Jedi), o sea, conocer lo que nos metemos por los hocicos. Leyéndole me quedan más que claras algunas cosas que me gustaría compartir aquí: la primera es que el gordo es un gordo aunque pese 80 kilos. O sea, que el gordo está ahí, y que si adelgazar es un esfuerzo volver estar gordo es algo que puede ocurrir prácticamente de la noche a la mañana si no vigilamos. Pero después es curioso leer el proceso desde sus primeras visitas al médico a la plena concienciación en torno a la comida y (¡ojo!) al deporte.
Yo soy de las personas que cuando se proponen algo empiezan por lo accesorio. Es decir, que si digo que voy a hacer ejercicio me voy al decathlon y me compro mi chandal, mis zapatillas, un pulsómetro, el bote para el agua... y después me cuesta horrores tener continuidad. Antes de que naciera mi hija pequeña tenía una buena rutina de gimnasio que espero recuperar pronto, pero ahora nada de nada. El caso es que en el fondo de mi cabeza fluye una idea que me obsesiona. Yo no soy deportista, soy tal vez todo lo contrario a un deportista... ¿Y si empiezo a hacer deporte y mi cuerpo se acostumbra? ¿Y si lo dejo una vez adelgace y se me obstruyen las arterias o me da un infarto? Estas cosas se me meten a mí en la cabeza porque pienso que un gordo haciendo deporte es un oximoron, una contradicción de términos, un artificio. Pero dejemos el tema por ahora (ya volveremos)...
Otro héroe de nuestro tiempo. ¿Quién no conoce a Alex de la Iglesia? Un director de cine potable, un director de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas que supo estar en su sitio e irse cuando se lo pedía el cuerpo, pero sobre todo ¡un morlaco que adelgazó no sé cuántos kilos en seis meses!... como estoy realmente loco (y puede que aburrido), un día me dio por poner en google "Dieta de Alex de la Iglesia" y salió esto:


¿No es genial? Vale, no es la dieta más sana, no es la que estoy haciendo, ni la que haré ni la que yo haría, pero es una dieta dicha en treinta segundos y ahí está el quid de la cuestión. Creo que uno de los secretos (toma nota joven Skywalker) es precisamente el grado de seguridad y aplomo con el que sabes que deseas aquello que estás deseando. Por eso este vídeo tiene más sustancia que una película de Tarkovski.
Y como segunda paja mental de este blog imposible creo que ya es suficiente...


3 comentarios:

  1. Hombre, la dieta de Alex de la Iglesia es medio suicida, peeeero lo importante es eso que tú dices: el grado de convicción de cada uno.

    Lo más difícil es tomar la decisión (como con el tabaco). Una vez decidido, uno debe tener los objetivos presentes constantemente, lo cual es complicadillo también. Constancia, paciencia... un palo, vamos.

    Sobre el gordo cabrón... jo, siempre que le hago un comentario le pido que busque otro nombre para dirigirme a él (ya lo encontré), me daba noséqué llamarle gordo cabrón. Un día dejará de ser gordo...

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  2. Soy también un seguidor de "El gordo cabrón", creo que su blog es un gran trabajo, veo que somos muchos los que encontramos en su web un interesante punto de apoyo.

    Sobre el tema deporte, reconozco que es una de mis asignaturas pendientes... ¡¡así que tengo que meterle caña a ese tema!!

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  3. El mundo es un pañuelo, Joey.
    No quiero pensar qué somos nosotros, ja ja ja...

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