He perdido algo. Al principio, ya lo sabemos, se pierde así, en plan tobogán. Es un gustazo. La cosa está en mentalizarte de seguir haciéndolo bien. Y el caso es que "hacerlo bien", no es más que hacerlo normal. El caso es dejar de ser un ansioso que se come todas las porquerías que se encuentra a su paso. Ahora voy muy poco a poco pero está funcionando. Como entonces, comienzo la concienciación de atrás adelante. Desde la noche hasta el desayuno. Estoy desayunando bien, muy bien, casi normal. Pan con aceite y pavo más un zumo o un yogurt desnatado. Almuerzo algo sanete alternando mucha verdura, con algo de carne o pescado. Luego a media tarde manzana, otra cosa de fruta o nada; y por la noche casi siempre fruta (sandía) y una ensalada o un aliñito. La verdad es que con este tiempo da más punto la dieta porque yo soy muy frutero y sobre todo muy sandiero. No sé si lo he contado antes pero un verano en la playa mis primos me cantaban esta canción versionando el Cantinero de Cuba de María Dolores Pradera (muy clásicos, mis primos):
Sandiero de Cu-ba, Cu-ba, Cu-ba,
Sandiero de Cu-ba, Cu-ba, Cu-ba,
solo come sandía para olvidaaaar...
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Más o menos así es el que me vende las sandías. Pero con zapatos. |
Y sobre todo ando. Ando bastante. Mucho más que diez mil pasos. No lo hago en plan "voy a andar para hacer ejercicio", lo ando para ir de acá para allá: llevar a la niña al cole, hacer mandados, ir al trabajo. De eso hablaré otro día.
Estoy contento de haber vuelto. Estoy saliendo del agujerillo (creo).
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