lunes, 1 de octubre de 2012

Chorizo, morcilla y cía.

Ya no voy a flagelarme por los fines de semana. Por ahora la cosa es así y no hay más. Engordo. Y mucho. La culpa es solo mía y de la rutina de los sábados y domingos, de mi incapacidad para sujetarme cuando todos a mi alrededor comen desatados. Lo que no puedo ni debo hacer es dejar que la cosa se vaya más allá del domingo a las 12 de la noche. Y hoy se ha ido.

Buscando una salida
No ha sido una barbaridad pero te baja la moral. Las lentejas tienen esas cosas. Precisamente después de pesarme y ver hasta qué punto la he cagado... jode. Me he pasado con el chorizo y la morcilla. Puesto así, negro sobre blanco, la verdad es que hace hasta gracia. De pronto uno lo ve con una perspectiva humorística... ¿es posible que esté escribiendo públicamente que me he puesto morado de chorizo y morcilla? Pues sí, hijo, eso estás haciendo. Si escribiera un blog sobre poesía, o sobre cine, o sobre hormigas, pues seguramente escribiría cosas más serias. Pero resulta que escribo un blog sobre mi sobrepeso. Y cuando estoy contento escribo que estoy contento, cuando estoy delgado escribo que estoy delgado, y cuando me pongo púo de chorizo y morcilla he de decirlo también sin medias tintas.
También he ido al gimnasio pero apenas he podido hacer nada. Un poco de cinta y otro poco de elíptica. En este gimnasio hay poco espacio. Hay tres elípticas juntas y hoy las dos de los extremos estaban ocupadas por dos tipos cincuentones sudorosos (claro) y gordos (clarísimo, como yo). La opción era meterme entre los dos como si fuese una jugosa loncha de pavo en un sandwich pero la verdad es que la perspectiva no me ha molado en absoluto. He hecho veinte minutos de cinta y luego 21 minutos en una de las elípticas que se quedó vacía. Es poco. Es lo que hay.
No he dicho cuánto he puesto en el finde. Han sido 800 gramazos. Si dejara de golpe la dieta la cosa sería dramática. Creo que en dos o tres semanas recuperaría sin remedio todo lo perdido. Después de esta sesión de autocañeado que me he dado creo que voy a tomármelo otra vez con calma ante el horizonte de bajar por primera vez en (¿cinco quizás diez?) años de los 120 kilos.

PD. En realidad creo que todo lo que tengo es que se me han acabado las galletitas con pepitas de chocolate que tomo para merendar y me he deprimido... Esta noche ceno sandía.

5 comentarios:

  1. Venga tío!! no me fastidies. Fíjate como sí se puede decir poéticamente: "-Me arrimé a las lentejas y al chorizo, después de dar la primera cucharada, bebí un poco de agua del grifo, pero ahí no quedo la cosa, porque escondido tras un tarro de arcilla, miraba con recelo a la morcilla." ¿Qué te parece? lo ves como sí es poético ; )P
    Mañana te compras las galletas u otra cosa para picar que no engorde y tira "pal" gimnasio.

    Yo estoy bastante jodido también y el caso es que no tengo ni ganas de escribir.

    Fuerte abrazo

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    1. Otro desanimao. ¿Qué os pasa a los hombres de los blogs? anda, levanta la moral y al ataque.

      Al ataquerrrr!!!! (esto me recuerda unos dibujos de cuanto era pequeña, allá por la prehistoria: La tortuga D'artagnan)

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    2. Eso, a levantar el ánimo todo el mundo!!! Hay que tener cuidado con las provisiones, que la falta de ellas nos aboca al atracón y después pasa lo que pasa. Aunque yo a veces pienso lo mismo que La Cosa XXL, si a dieta me va como me va, imagina si la dejo, ¡sería capaz de desplazar el eje de la Tierra con mi peso!

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  2. Jo, pues yo he subido 600 gramos y no he visto una morcilla ni en fotografía.

    ¿Qué hago, pues? ¿Me escondo a llorar en un rincón???


    A lo hecho, pecho.
    Ha pasado el finde, ahora es otra semana. Borrón y cuenta nueva. Y el viernes por la tarde nos ponemos todos a hablar del tema de los findes, porque creo que los sábados nos asalta a todos el espíritu de los chorizos satánicos o algo...

    Qué penita y qué doló...

    Un abrazo y anímate, que no pasa ná.

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  3. Gracias a todos... pero estoy bien ¿eh? Sigo adelante. Hasta el infinito y más allá!

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