sábado, 26 de octubre de 2013

Decir hola

Ni que decir tiene que hace tiempo que no venía por aquí. No me ha ido mal, no. Sigo bajando poco a poco. Acostumbrándome a nuevos hábitos que me hagan cambiar la forma de comer y sobre todo las porquerías que me gustaban (¿gustaban? ¡Ja!). Me peso demasiado. He llegado a estar en 113 y ahora debo andar por los 114, 4. Los fines de semana continúan siendo un poco mi perdición porque todo se descontrola. Bueno, todo no, yo.

En el trabajo por fin me cambiaron a por la mañana. Eso ha sido difícil de gestionar con la dieta o lo que sea esto. Ahora desayuno a las 8,30 o por ahí, como una manzana habitualmente a las 12 y almuerzo (no me queda otro remedio) cerca de las 16 horas. Una barbaridad. Es raro el día que no coma demasiado pan en el almuerzo, o que no coja una o dos barritas de chocolate de mis hijas para mitigar la ansiedad. Al rato meriendo otra vez algo de fruta y por la noche intento cenar lo más ligero posible.

Ejercicio no puedo hacer. Ni pádel, ni correr... Ando aproximadamente una hora en el trayecto al trabajo, la ida y vuelta. Es poco para perder peso. Más que nada me mantengo y trato de pactar conmigo mismo no sobrepasar los 115 kilos. Así, si antes me había puesto la frontera en los 120, ahora la he bajado en cinco Kiletes, y eso me pone moderadamente contento. Aún así sé que si no hago algo más de ejercicio. Por lo menos dos o tres veces a la semana incluyendo algo el fin de semana, no tengo nada que hacer, apenas avanzaré y no cumpliré mi objetivo. Ahora mismo he entrado en una rutina complicada de trabajo-casa-casa-trabajo... para adelantar un poco he pensado quitarme del pan y reducir al máximo los hidratos de carbono pero realmente, sobre todo por la mañana, necesito una dosis de pan (buena dosis a decir verdad) con la tostada. Pero siempre que he dejado el pan, la pasta, el arroz, he adelgazado mucho. Podría hacer eso una semana o dos. Ya lo hice con la famosa dieta de la piña sin piña de la que hablo ahí abajo y perdí bastante. Pero la verdad es que no me encuentro con fuerzas. Prefiero seguir poco a poco controlándome lo máximo posible. Tratando de comer variado y alternando un día más relajado con otro más jodidillo.

Seguiré contando aunque sea de vez en cuando. Me paso a leeros.




1 comentario:

  1. Por si te sirve te platico que intentes, antes de quitarte el pan o los alimentos almidonosos, comer más proteína en la mañana (vaya, es importante que la comamos en todas nuestras comidas, pero empezar el día así te asegura un poco menos de ansiedad en el día).
    Y bueno, si te cuesta mucho quitarte el pan pero piensas que ese puede ser una manera de empujar el peso hacia abajo, planteate la posibilidad de disminuir los días que lo consumas, pero no te lo quites de golpe. O como quien dice ve paso a pasito, si vas bajando, aunque sea lento es buenísimo. Inclusive mantenerse y no subir es buenísimo hombre!
    Otra cosa que puedes hacer es no comer pan, pasta, leguminosas en todas las comidas, si las comes en la mañana y almuerzo ya no las comas en la noche, o reducelas a una comida.
    Esto se trata de jugar con la comida a nuestro favor, que nos nutra, que nos ayuda a llegar a la meta, pero sin ansiedades que ya bastante tenemos con todo lo demás para eso ;)
    Un abrazo!!

    ResponderEliminar