viernes, 23 de noviembre de 2012

Resumen de la semana quince

Ni frío ni calor. Cero grados. Cero kilos. No me preocupo demasiado porque ha sido una semana caótica. 117,1 Kg. No es un paso atrás, es una semana que ni pa ti ni pa mí. Mañana si tengo un rato escribo más...


miércoles, 21 de noviembre de 2012

El mantenimiento no existe

Eso es algo que estoy interiorizando estos días. Es posible, porque los conozco, que haya gente que siempre están igual. Delgados que siempre están delgados, y gorditos que se mantienen en una gordura cómoda, saludable, lo que podemos llamar un moderado sobrepeso. No sé si es el metabolismo, o es algo que los dioses han puesto adrede para fomentar la envidia cochina entre los seres humanos. Pero es así. No hay que darle más vueltas. O estás en un grupo o estás en el otro. Yo estoy en el otro.
Yo estoy en el grupo de los que engordan o adelgazan todo el tiempo. Mi cuerpo no puede estarse quieto. He tenido épocas de cierta estabilidad de peso. Son épocas en las que por una cosa o por otra no me he cuidado y el aumento ha sido progresivo, quizá más lento. Otras veces, ya lo he contado en otra ocasión, he adelgazado también poco a poco por cosas de la vida: por mayor actividad, por parar menos en casa, por amor... ahora también estoy adelgazando, con todo mi esfuerzo, con mi cabeza puesta en ese objetivo cada vez que voy a pasarme y cada vez, claro, que me paso. Quiero pensar en esto porque quiero pensar que alguna vez perderé los siete kilos que me he propuesto (por supuesto que lo haré). Y no quiero que me de el yuyu de creerme que ya lo tengo todo hecho. Ahí tendré que seguir mentalizado. Quizás perder algo más. Plantearme que lo que he elegido hacer por mi salud exige que mi cabeza no se vaya a la parra de nuevo y enfrentarme a que cuando llegue a 110 kilos los cheetos, los magnum y las pizzas seguirán existiendo en este mundo cruel.
Esto también me preocupa. Dos diarias es mucho ¿verdad?
Como estoy hasta arriba de trabajo tengo bastante abandonado el gimnasio. Mantengo las clases de pádel porque las pagué por adelantado y ahora mismo es lo único que hago. La bicicleta está colgada en el lavadero hasta que pueda dedicarle un poco de tiempo el fin de semana, y tengo un bono de la piscina cubierta del que todavía no he disfrutado ni un solo baño. O sea, que tengo que ponerme las pilas. Será después de este fin de semana en el que también trabajo. Hasta el viernes.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Resumen de la semana catorce

No me gusta que se me estén juntando las entradas por resúmenes de semanas. Me gusta darme un tiempo para escribir que es un tiempo para pensar y reflexionar un poco en lo que estoy haciendo mal y lo que estoy haciendo mejor... Cuando me pesé el viernes lo primero que pensé es: "joder, lo tengo difícil para superar esto la semana que viene". 117,1 Kg. Ha sido una semana cañerísima laboralmente hablando. Las cosas me han salido bastante mal y la verdad es que no le he dedicado mucho tiempo a la dieta. Esa pérdida de peso es tramposa porque también trae agobios personales, estrés, ansiedad... preferiría haber perdido menos peso y estar ahora mejor conmigo mismo. A ver si me recompongo. A ver si me equilibro un poco.

No tiene que nada que ver pero tiene que ver
Por otra parte ya estoy echando cuentas para navidades. En el sitio donde compro la fruta y la verdura han puesto un estante lleno de cosas buenas de navidad (polvorones, turrón, dulces...), y eso es una cabronada. No voy a comprarlos, eso está claro, pero cualquier día les mango un mantecado y me lo como. En fin, que por aquí abajo ya se ve que va llegando la puñetera navidad. Y me parece que eso lo ve un gordito antes que un tipo de setenta kilos por no sé qué extraña ley física. Voy a hacer algo que no debería hacer. Cábalas. Voy a poner negro sobre blanco lo que me pasa por la cabeza con respecto a los kilos que creo que puedo poner (o bajar, quién sabe) de aquí a después de reyes.
Con un cálculo a bote pronto poneros que pierdo de media quinientos gramos a la semana. Eso significa que llegaría a la semana de nochebuena en 114 Kg aproximadamente (ojalá algo menos). No sé cuánto se suele poner de peso en navidades pero mi idea es pasarme solo en los días claves además de algún desliz que pueda tener en el fin de semana. Pues ahora mismo firmaría sin pensarlo llegar al día 11 de enero con 115 kilos.  Lo pongo en negrita. me lo apunto. Es un nuevo objetivo dentro de un objetivo que contiene otro objetivo que contiene... Un abrazo a todos y a todas. Os leo.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Resumen de la semana... ya ni me acuerdo... (¿trece?)

Estoy cada vez más decidido a tomármelo con calma. Sigo perdiendo. Esta vez cuatrocientos gramos. Pierdo menos pero me afianzo en una rutina que me va bien. Y sobre todo en un estado mental de equilibrio por muy estresado que pueda estar con el trabajo. Cuando se me va la pinza se me va. Pero cada vez menos por comerme una porquería. Hay cosas que engordan pero que no pueden hacer daño... ¿cómo explicarlo? Bueno, cuando yo era adolescente lo que más me gustaba en el mundo eran los magnum classic. Ya sabéis, el Magnum de toda la vida con chocolate con leche por fuera, sin almendras, y con una deliciosa vainilla dentro. Yo soy así. Mis gustos eran, son y serán sencillos. Mis padres tenían una tienda y yo me quedaba algunas tardes allí al cuidado de aquello. Todas las tardes, pero todas, caía un magnum classic. Lo sé. Es una barbaridad. Pero mientras existieron los magnum classic ahí estuve yo siempre fiel.

Algún día también tengo que hablar de estas tortas fantásticas
Como sabréis los magnum classic desaparecieron. Los fabricantes dejaron solo el almendrado, el blanco y el frac ése que a mí no me dicen lo mismo. Cualquier variación con nueces de macadamia, caramelo, doble chocolate... me parece una pérdida de tiempo y dinero aunque lo metan en una cajita (¿pa qué?). Pero un día, en un viaje a Portugal, vi que en ese bendito país vecino todavía venden el classic. Imposible describiros el placer de comerme uno (¿uno?) de esos helados este verano. La cuestión es: ¿sería yo capaz de hacer un viaje cada verano para comerme un (quien dice uno...) magnum classic? La respuesta es: CLARO QUE SÍ. La conclusión entonces es: Pues tú eres un gordaco papúo y siempre lo serás. Y yo digo: Tal vez sí, pero estoy empezando a priorizar con las comidas y al ser capaz de hacer un viaje de 300 kilómetros por un magnum classic (y las playas de Portugal, claro) me estoy dando cuenta de que es una tontería comerme el almendrado (que ni fú ni fá) o el blanco o el frac. Priorizo. Selecciono. Adelgazo. Disfruto de la vida.
PD. Seguro que alguien me sale con que hay magnum classic en pequeñito que vienen en unos paquetes surtidos. Esos no me valen. Parecen lo mismo pero para nada lo son.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Resumen de la semana doce

Ya tenía hasta a quien echarle la culpa. Que si el cambio de hora, que si el día de fiesta tan inoportuno, que si el tiempo... el caso es que el lunes hice uno de esos pesajes rutinarios para ver con desesperación que había vuelto a los 120 kilos. Así, ni más ni menos, justo lo que dije que no iba a pasar. Es cierto que luego me porté razonablemente bien y que el miércoles hice deporte, pero hoy estoy en 118,8 y eso me hace muy feliz. En primer lugar porque aunque me he pasado un poco mi cuerpo tiene el hábito de seguir perdiendo. Segundo porque aunque me he pasado un poco ya tengo ciertas pautas que mantengo y si me paso por la mañana por la noche me controlo o ceno fruta. Y tercero porque aunque me he pasado un poco... tengo conciencia de que me he pasado un poco.
He perdido medio kilo. Esto no es una carrera de cien metros lisos. Aunque me gustaría llegar a las navidades con los ciento diez kiletes tampoco me voy a poner estupendo teniendo en cuenta que en efecto... me estoy pasando un poco.